lunes, abril 17, 2006

ProyectoA: Homo sapiens (parte II)



Llegó el día y las entradas estaban agotadas. Serafines, querubines, arcángeles y seres celestiales varios, se habían reunido para ver lo que Dios había preparado.
Se apagaron las luces, se corrió el telón y claros acordes de un cuarteto de cuerdas comenzaron a escucharse por toda la sala. Apareció un texto desde la parte inferior de la pantalla que se perdía a medida que ascendía.
"Al principio no había nada. Entonces Dios separó la luz de las tinieblas, creo el cielo y la tierra, creo océanos, animales y plantas, durante una agitada semana. Al sexto día creó al hombre a su imagen y semejanza, al séptimo descansó en los laureles pensando que todo era bueno... o algo así".

Luzbel, al ser el animador del reality, tuvo que establecer una residencia más cercana a la tierra, y con las ganancias de los primeros años no dudó en hacer de una simple casona, un reino de iguales proporciones que el cielo (al momento de irse de ahí).
En cuanto a Dios. Él se hizo millonario en muy poco tiempo y debido a su popularidad los demás seres celestiales no dudaron en hacerlo dueño de todo el paraíso. Les prometió una aparición, a todos ellos en el espectáculo, y finalmente fueron cegados por la fama y el reconocimiento público.

Con el tiempo Luzbel se encariñó con los dos monos de nombre Adanina y Evo. Mujer y hombre respectivamente. Muchas ocasiones interactuaron jugando en la niñez todo bajo la supervisión de Dios, al cual los dos prisioneros rendían honores por tener todos los derechos del show. Pero si bien a Dios lo veían como a un padre... a Luzbel lo vieron como hermano mayor.

Un día Luzbel fue a visitar a Dios al cielo con gran cantidad de ideas nuevas. Mucho tiempo pasó frente al citófono, antes de que le abrieran la puerta de oro, nueva por cierto. Todo había cambiado, en la distancia se erguía una gran mansión de incontables habitaciones. Ha medida que se acercaba se escuchaban grandes carcajadas...
- Por lo menos no han perdido el sentido del humor entre tanto malgasto de material- se decía.
Las calles estaban vacías, todos estaban en la mole de blancos pilares. Tocó la puerta, y enseguida atendió uno de los querubines con una remera del "Show de Adanina y Evo" donde aparecían dos simios con caras estúpidas.
-¡Diablo! Como está todo en el Edén... pasa, pasa, no tengas vergüenza.- dijo el pequeño.
Una vez adentro la bohemia era total. Ángeles ebrios de tanta ambrosía y otros en pleno tráfico de sustancias alucinógenas ilegales.
Pasó finalmente al salón principal y en un trono de metales y piedras preciosas, desconocidas pero de un gran valor, ubicado en un extremo de la sala, estaba sentado Dios. Lucía unas gafas oscuras, pelo largo, barbalarga, un abrigo de piel de unicornio, y alfombras de animales ya extintos. Junto a él, dos sensuales elfas haciendo bailes eróticos, y sus tres hermanos; Miguel, el mayor, se caracteriza por su sentido de la justicia, y por su manejo de la lanza; Gabriel, músico trompetista, el más tranquilo de sus hermanos; Rafael, el más ágil, servía de mensajero de todo lo acontecía en el universo. Manuel, el menor, no se encontraba por ninguna parte, era muy pequeño y estaría durmiendo pensó Luzbel.

Miguel se levantó y dijo con voz severa- ¿No te basta, hermano, con toda la fama del mundo, qué vienes a interrumpir la paz de esta humilde morada?-
- Dios- dijo Luzbel sin tomar en cuenta las palabras de su hermano, él cual nunca apartó su envidiosa mirada.- tengo algunas sugerencias para el show -.
- Todo a su tiempo- dijo el rey de la codicia- ahora veamos tu programa.- En el acto todo fue silencio, se encendió el proyector de la pantalla gigante al centro de la pared opuesta a aquella donde se ubica el trono.
Luzbel estaba emocionado, era la primera vez que se veía al otro lado del espectáculo. Pero sus expectativas se derrumbaron al oír las constantes burlas de todos hacia Adanina y Evo, y sus reacciones ante el trueno y los relámpagos. Confundido por lo que pasaba y con una repentina agitación en su respirar, buscó respuestas a los alrededores. Cualquier cosa que le explicara que estaba sucediendo
La ausencia de Luzbel en el paraíso, significó también la ausencia del amor en éste, por lo que muchos ángeles jóvenes nunca conocieron este sentimiento. Sólo experimentaron la corrupción en sus mentes, al no tener más ejemplo que Dios y los arcángeles envidiosos.
Finalmente su mirada llegó a donde estaba el alquimista, y pudo apreciar como éste arrojaba centellas sobre el planeta con malvadas carcajadas, que no hacían mas que contagiar a todos los presentes.
Luzbel no lo soportó más. Se puso de pie, y se lanzó sobre Dios golpeándolo y maldiciéndolo, para luego asfixiarlo con ambas manos.
-¡MALDITO, TRAIDOR!-
Miguel, Gabriel y Rafael lograron separarlo y sin pensarlo dos veces lo exiliaron a su reino, arrojándolo desde la cima celestial.
-¡No te saldrás con la tuya, Dios!- Fue el grito que retumbó en la mansión por siempre, mientras descendía abruptamente. Nunca más volvió al paraíso, y se convirtió en el enemigo número uno del cielo, donde cambiaron su nombre por el de Lucifer.

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