domingo, marzo 21, 2010

Capítulo 2

El Tritón partió la madrugada del lunes 7 de febrero con rumbo a Juan Fernández, unos cuantos billetes significó tener como aliado a Pedro Buenaventura, el dueño de la embarcación pesquera, un tipo de baja estatura y prominente barriga, con escamas en vez de manos. Conocía el horizonte, al punto que aún con los ojos cerrados sabría llegar con exactitud a las islas. Sin duda un buen compañero de historias.

-No creerá todo lo que dice el crío ése. Poco ha vivido como para darse cuenta de que lo han timado- decía el capitán, con desprecio –. Pero cualquier excusa es buena como para escapar de tierra firme. Aquí afuera sólo somos nosotros y Dios- se acercó con una botella de grapa que no pude rechazar. Horas antes, me habían interrumpido un trago y la garganta tenía asuntos pendientes.

Mediodía y el chico no despega la vista del papel, parece extrañado ante los garabatos, finalmente se acerca y pregunta mi opinión. -Puedo distinguir al archipiélago, pero aquí hay un punto más alejado… supongo será otra isla, pero es demasiado pequeña como para ser Rapa Nui. ¿Qué opina usted?-

Tomé el mapa y me senté a reflexionar sin soltar la botella de mi mano, mientras que el niño se retiró balbuceando algo inaudible para no interrumpir. Ahora que lo tenía entre mis manos parecía más real que ficción. La tinta utilizada era de un tono rojizo, incluso morado, no cabía duda… se trataba de Púrpura de Tiro, tinte utilizado principalmente por la alta sociedad, por su exquisita elaboración y consiste en la mucosidad de un caracol de mar carnívoro, el Múrex brandaris, habitante de las costas mediterráneas. Un largo viaje para desprestigiar aquel plano. Además, en caso de tratarse de un mapa falso, lo común es que la tinta sea china, de un tono más opaco, incluso negro, a base de carbón vegetal y de más fácil acceso en el comercio.
Seguí inspeccionando la carta y encontré un pequeño escrito al reverso, que parecía ser inglés, pero como el tiempo ha dañado gran parte del mensaje, sólo logré descifrar lo siguiente “Y las aves se disponen a volar a paso de liebre, un sol y mitad hasta Más Afuera de la madriguera”.
Un escrito sin sentido a primera vista, pero la casualidad no cabía en el papel.

Más allá del archipiélago se encontraba la isla de Salas y Gómez, también llamada Motu Motiro Hiva en rapanui, su traducción al español sería algo como “islote del pájaro en el camino a Hiva”. Inmediatamente llamé al chico y al capitán explicándoles mi observación.
-Lo que dice tiene bastante coherencia. Sin duda es el punto de partida para encontrar el tesoro. Capitán dirijamos el rumbo hacia Salas y Gómez, por favor- Buenaventura acato la orden pero no le interesaba lidiar con el chico y la imprudencia en sus palabras, por lo que mirándome con una mirada de desagrado me convertía en cómplice de su enfado, al mismo tiempo que giraba el timón unos grados hacia el norte.

Una vez en la isla los tres discutimos cual sería el siguiente paso.
-Supongo que tiene algo que ver con “…a paso de liebre, un sol y mitad…”- dijo Buenaventura, contagiado ahora por el entusiasmo del grupo.
-Un día y medio- respondió el chico -pero eso de ¿paso de liebre?-
-Se refiere a la velocidad. Una liebre puede alcanzar hasta 70 kilómetros por hora, pero para ese entonces lo habrán relacionado con un paso lento- señalé agregando que –Lo importante ahora es definir hacia donde-.
-Tengo una pregunta- levantó la mano el capitán, para luego indicar un par de palabras en el escrito del mapa- ¿Qué significan esas dos palabras en mayúscula?-
-“Más Afuera”- respondí.
-¡Aaah!… Entonces para allá nos vamos- dijo con seguridad el navegante. Con el chico nos miramos extrañados, pero luego de la explicación de Buenaventura todo tenía lógica.
Las dos islas principales del archipiélago son Robinson Crusoe y Alejandro Selkirk, conocidas antiguamente por su posición en el mapa, es así como la primera es nombrada también “Más a Tierra” y la segunda coincidentemente recibe el nombre de “Más Afuera”.
No niego que el entusiasmo me invade, pero mantengo la calma. Por su parte tanto el chico como Buenaventura ya especulan con el botín planeando en que lo gastarán. Un par de botellas más son destapadas acompañada de una cena de pescado, festín para dar término al primer día luego de zarpar de Salas y Gómez.

-Estamos a dos tercios de camino, no puede ser aquí- decía el chico, extrañado-¿está seguro qué no nos desviamos capitán?-.
-Seguro. No ponga en duda mi trabajo, mocoso-
La discusión siguió, pero antes que el par terminara en los puños, les llamé la atención indicando un brillo en la superficie.
-Es sólo el sol de mediodía. Por dios, a la hora que me toco lidiar con este par de viejos…- el chico no pudo terminar su frase y al corto tiempo estaba siendo arrojado al mar.
-Hasta que por fin se calló, refrescándose con el agua se calmará el sabelotodo- Buenaventura, satisfecho, se retiraba cargando un trozo de madera.

Sólo reaccioné en arrojarme a las aguas tras él, mientras se hundía inconsciente. Una vez sumergido, lo tomé entre mis brazos para salir a la superficie, pero si hubo algo en lo que tenía razón el chico era en llamarme viejo, porque tardamos más segundos de lo que estimaba en emerger. Sin embargo, no fue hasta sumergirme completamente, cuando me di cuenta que aquel brillo no provenía de arriba, sino del fondo del mar.
-¡Buenaventura, lanza una cuerda!, ¡Lo encontramos, está justo aquí abajo!- Toda la discusión quedó en el olvido y en pocos segundos estábamos nuevamente los tres a bordo como buenos amigos. Con mis viajes comprendí que el impulso de los hombres a actuar, es únicamente el bienestar de su pellejo.

martes, marzo 09, 2010

con tus propios ojos

Si esperas leer una historia tipo hollywoodense de la cual soy el protagonista, te ruego te detengas inmediatamente, regreses por donde viniste y no vuelvas.

Hoy supongo, a unos cuantos días del hecho, ya habrás visto fotografías, grabaciones, despachos en directo o has podido viajar a estos lares, para observar con tus propios ojos que la zona tiene una pena mucho más allá de lo estructural sino más bien encarnada, y que toda tragedia siempre puede evitarse.

Porque mientras algunos se preocupan de quien tuvo la culpa, tirando dardos a ciegas sin siquiera haber sostenido una mísera caja de ayuda en todo este circo, otros ya lo digieren como una anécdota más que contar en sus juntas con amigos. Recordando los capítulos de lo que dicen fue sólo una gran aventura.

La otra cara aún no se esconde por completo, familias enteras que ya no tienen alma en esta tierra y vagan sin esperanzas por la tumba de lo que fue el fruto de sus esfuerzos.
Ahí deberíamos apuntar y no en las caras bonitas o televisivas, que viajan desde Miami o en la generosidad de los tipos con traje que se van a acostar tranquilos luego de entregar sus cheques, olvidándose luego del asunto por el resto de sus vidas. No es más que el pequeño parche a una herida con gangrena.

Doy gracias por algunos que ya con una mentalidad de encarar la situación y volver a ponerse de pie, ayudan a los más frágiles en el camino, con sus manos semejantes sin hacer distinciones de colores y credos. Por el momento ayuda y provisiones faltan en sectores más impactados, pero la voluntad de continuar sobra.

Lo que más ha afectado en parte es el miedo, a el aislamiento, al hambre, al descontrol y el oportunismo. Escenario que muchos enfrentan con fuerza y mostrándose templados ante el animalismo de unos. Ojo, templados no entregados.
Tal cual nos han aclarado uniformados en las calles "o son ustedes o ellos", evidencia de los mil pasos atrás que hemos dado como sociedad, para darnos cuenta de lo miserable que somos espiritualmente.

Sigue penando el sismo, recordándonos que es el que manda de vez en cuando. A veces desearía una limpieza general, acabar con la farsa de país civilizado en el que vivimos y empezar de cero. Sin embargo son necesarias estas sacudidas para detenernos y meditar que es lo que estuvimos haciendo mal todo este tiempo... y de que manera ahora podemos mejorar como personas y como nación.

Sólo queda por gritarles a aquellos que aún luchan mientras se ponen de pie y a aquellos que han perdido alguien en el camino, conocidos o no, personas todas, FUERZA. Sacudidas que van y vienen, por ahora comunicados, mañana quien sabe... aunque sé con lástima, que ya lo habrás notado con tus propios ojos.

Concepción, Chile
28 de febrero de 2010