lunes, abril 17, 2006

Amarga sinceridad


Mirarás a los ángeles caer sobre cenizas ardientes
y a tus dioses revolcarse como cerdos en su propia mierda
antes de verme feliz por alguna razón superficial.
Pasará un tiempo,
dejarás de pensar en tu futuro,
sufrirás apneas ,
y no conseguirás satisfacer ni secar tus lamentos
que eternamente castigándote están,
tu sombra seguirá perdiendo su fortaleza
hasta convertirse en un simple recuerdo…
en nada más que un simple recuerdo.
Deberás romper tu silencio
y avanzar hacia la más próxima fuente para satisfacer tus propias necesidades…
pero ésta estará vacía.
Llorarás al darte cuenta que has abandonado tu vida
para nunca más recuperarla,
y finalmente,
te hundirás en tu negro y apestoso pantano
para nunca ver la luz ni respirar el aire del mundo que ya has olvidado.
Ya no existirán recuerdos de sombras que alguna vez fueron algo,
porque el viento esparcirá tus cenizas, donde alguna vez descansaron serafines
y por todas las nebulosas inexploradas por mortales.

Proyecto A: Homo sapiens (parteIV)



-¡MALDICIÓN!- dijo Dios en su palacio- sabía que Lucifer encontraría la forma para liberarlos... ¡Regresen la cinta!- un querubín aprieta el botón de las dos flechas a la izquierda, y luego la pone en funcionamiento. Es la cámara de seguridad en la entrada.
"Gracias a esa serpiente..."
-¿Serpiente?... ¡Serpiente!- se levantó de golpe -¡Miguel! Ve con tus mejores ángeles a cazar a todas las serpientes del jardín, ese malparido no debe estar muy lejos. ¡Encuéntralo, y córtale sus extremidades para que se arrastre por la eternidad!.-
Un estruendo despertó a Luzbel, y a la distancia una bandada de aves despegaba de manera alterada. –Viene un peligro- dijo preocupado. Se acercó sigilosamente al lugar de los ruidos y vio como cientos de ángeles, armados de largas lanzas, derribaban a incontables serpientes de los árboles, para luego cortarles los brazos y las piernas. También observó a su hermano, Miguel, comandar la masacre, y con su vista de águila, no tardó en indicar hacia donde estaba Luzbel. El miedo lo invadió y comenzó a huir por senderos que sólo él conocía. Totalmente ocultos a los ojos e Dios.
Cuando pensó que ya había burlado a todos, fue su propio hermano quien lo detuvo. -¿Dónde crees que vas?-
- No dejaré que me castiguen por ser justo.- reclamó Diablo.
- Malagradecido, Dios te lo dio todo ¿por qué tuviste que desafiarlo?-
- Sus mentiras lo condenarán. Y yo sólo he hecho el primer paso para la caída de su gran imperio, que recién comenzaba a surgir. Si ningún ser celestial pudo oponérsele, los humanos lo harán-
-¡Cállate!, estás loco, no te das cuenta que ellos mismos te entregaron a nosotros, los mismos que protegiste. No son más que monos, nunca lograrán algo.-
Hubo gran silencio, y el joven ex arcángel comenzó a llorar.
Miguel se conmovió, olvidó su severidad en el rostro para convertirse nuevamente en el hermano mayor que es. Dejó la lanza a un lado y se acercó.
- Tarde o temprano, nuestras historias perderán su valor. Todo lo que digamos será recordado como un mito, o algo mucho más lejano. Concuerdo contigo al ver injusticias en el actuar de Dios, pero debo velar por el bienestar de nuestros hermanos, aún si tus acciones atentan contra ellos, deberé tomar las medidas necesarias, para detenerte.- las palabras de Miguel calmaron el llanto de Luzbel.
Unas voces se acercaban, eran los ángeles armados. Los hermanos se olvidaron completamente de ellos. Cada vez estaban más cerca.
- Vete- dijo Miguel- vete a tu reino y medita todo lo que hiciste. Si bien tu te destacas por tu amor, yo me destaco por la justicia en mis actos. Ahora te daré la espalda, huye mientras no te veo, y nunca más pongas un pie en este planeta. No te sigas involucrando en esta historia. Si lo haces, olvidaré todo vínculo familiar... y yo mismo me encargaré de ti. ¡Vete Diablo!-
Luzbel no se negó dada las malas condiciones en que se encontraba. Tomó el antídoto al elixir, y volvió a la normalidad. Se alejó del Edén hacia su reino, donde gran cantidad de ángeles lo esperaban. No estaban armados, ellos más bien se identificaron con las acciones en el palacio de Dios, las que terminaron en su expulsión del reino de los cielos. Juntos forjaron lo que se convertiría en el alter ego del cielo. Lo llamaron Infierno.
Sin contener el cariño a los humanos, fueron muchas las intervenciones de Luzbel, Diablo, o Lucifer en la historia siguiendo paso a paso nuestra evolución.

- Lo que hizo Lucifer no me detendrá. El experimento debe seguir.- Dios meditaba en su laboratorio. -Enviaré más humanos a poblar el mundo. Y los ángeles los guiarán para que sean súbditos míos. Iniciará el proyecto B: de restauración; el C: de dominación; el D: de preparación; y para finalizar, el más importante de todos, el Proyecto E: Manuel.- dicho esto un llanto de bebé rompió la meditación, venía de una de las miles de habitaciones en la inmensa mansión.

Esto no fue el fin de una historia, sino el inicio de todo.

Proyecto A: Homo sapiens (parte III)



Dios puso dos ángeles cuidando la entrada principal al Edén, con el fin de evitar el ingreso de Diablo. Pro el amor que sentía por Adanina y Evo, que ideó un plan para que estos tuvieran el conocimiento necesario para defenderse de las trampas de Dios.
- Combatiré alquimia con alquimia.- se decía, mientras en su cabeza aún retumbaban las carcajadas de Dios y sus hermanos, lo que le sirvió de incentivo para no descansar hasta conseguir todo lo que necesitaba.
Pasaron varios años, y después de varios intentos fallidos, logró introducir un poco de su sangre junto a un poco de su sabiduría en el fruto que daba el árbol del centro de la fortaleza verde, y un elixir obtenido del ADN de las serpientes del bosque, animal que eligió por el gran equilibrio que logra tanto con sus patas delanteras y traseras, que le servirán para escalar todo tipo de estructura, como con su larga cola.
Llegó el día de la operación. Se acercó lo más que pudo al jardín, vio a los ángeles en la entrada. Tomó el elixir, envolvió el fruto con la cola, y trepó por una de las paredes. Una vez adentro buscó por todos lados a Adanina o a Evo. A través de los árboles, avanzó hasta el centro del Edén, y esperó la recolección de frutos que hacían constantemente para dárselos todos a Dios cuya sed y hambre era insaciable.

Al fin llegó Adanina, cansada de todas las faenas.
- Pss, Adanina, aquí arriba.- susurró Diablo, en un dialecto primitivo, que sólo los tres conocían.
-¿Quién eres tú?, y ¿Por qué tu voz me es conocida?- respondió la mujer, desconcertada.
- Vengo a ayudarlos a escapar de esta falacia. Rápido toma este fruto, come de él, y compártelo con Evo, no hay tiempo que perder.-
- Pero ¿Cuál es tu nombre?
- Basta de preguntas, vete antes de que Dios nos vea.- y dicho esto, la serpiente desapareció en el bosque. Sabía que la curiosidad de la mujer ayudaría para que la pareja fuera advertida.

Tanto Adanina como Evo comieron del fruto, y pronto todas las respuestas a sus interrogantes fueron satisfechas. Pero el fruto no sólo contenía sabiduría también tenía conciencia entre el bien y el mal, por lo tanto se les entregó la facultad de hacer buenas y malas acciones.
La mezcla entre lo divino y primitivo, dio origen a una nueva mutación de seres que pese a sus limitaciones físicas, su mente hábil e inventiva los llevará a la eterna competencia, y a la futura autodestrucción. Sin duda la mas horrible de las especies que caminó sobre el planeta tierra, que más tarde fue nombrada "raza humana".

Sus mentes cambiaron en su totalidad, comenzaron a hablar del comercio, y de las ganancias que obtendrían vendiendo la fruta que daban a Dios, en las afueras del Edén.
Mientras, Diablo descansaba en la profunda selva, la pareja de humanos logró enfrentarse a los dos guardias, matando a uno y al otro dejándolo mal herido en el suelo.
- Gracias a esa serpiente lograremos dominar este mundo y superaremos incluso a Dios.- dijo Evo sintiéndose todopoderoso. Acto seguido, los dos humanos huyen al oeste cargando pieles para las noches, y suficiente alimento para sobrevivir.

ProyectoA: Homo sapiens (parte II)



Llegó el día y las entradas estaban agotadas. Serafines, querubines, arcángeles y seres celestiales varios, se habían reunido para ver lo que Dios había preparado.
Se apagaron las luces, se corrió el telón y claros acordes de un cuarteto de cuerdas comenzaron a escucharse por toda la sala. Apareció un texto desde la parte inferior de la pantalla que se perdía a medida que ascendía.
"Al principio no había nada. Entonces Dios separó la luz de las tinieblas, creo el cielo y la tierra, creo océanos, animales y plantas, durante una agitada semana. Al sexto día creó al hombre a su imagen y semejanza, al séptimo descansó en los laureles pensando que todo era bueno... o algo así".

Luzbel, al ser el animador del reality, tuvo que establecer una residencia más cercana a la tierra, y con las ganancias de los primeros años no dudó en hacer de una simple casona, un reino de iguales proporciones que el cielo (al momento de irse de ahí).
En cuanto a Dios. Él se hizo millonario en muy poco tiempo y debido a su popularidad los demás seres celestiales no dudaron en hacerlo dueño de todo el paraíso. Les prometió una aparición, a todos ellos en el espectáculo, y finalmente fueron cegados por la fama y el reconocimiento público.

Con el tiempo Luzbel se encariñó con los dos monos de nombre Adanina y Evo. Mujer y hombre respectivamente. Muchas ocasiones interactuaron jugando en la niñez todo bajo la supervisión de Dios, al cual los dos prisioneros rendían honores por tener todos los derechos del show. Pero si bien a Dios lo veían como a un padre... a Luzbel lo vieron como hermano mayor.

Un día Luzbel fue a visitar a Dios al cielo con gran cantidad de ideas nuevas. Mucho tiempo pasó frente al citófono, antes de que le abrieran la puerta de oro, nueva por cierto. Todo había cambiado, en la distancia se erguía una gran mansión de incontables habitaciones. Ha medida que se acercaba se escuchaban grandes carcajadas...
- Por lo menos no han perdido el sentido del humor entre tanto malgasto de material- se decía.
Las calles estaban vacías, todos estaban en la mole de blancos pilares. Tocó la puerta, y enseguida atendió uno de los querubines con una remera del "Show de Adanina y Evo" donde aparecían dos simios con caras estúpidas.
-¡Diablo! Como está todo en el Edén... pasa, pasa, no tengas vergüenza.- dijo el pequeño.
Una vez adentro la bohemia era total. Ángeles ebrios de tanta ambrosía y otros en pleno tráfico de sustancias alucinógenas ilegales.
Pasó finalmente al salón principal y en un trono de metales y piedras preciosas, desconocidas pero de un gran valor, ubicado en un extremo de la sala, estaba sentado Dios. Lucía unas gafas oscuras, pelo largo, barbalarga, un abrigo de piel de unicornio, y alfombras de animales ya extintos. Junto a él, dos sensuales elfas haciendo bailes eróticos, y sus tres hermanos; Miguel, el mayor, se caracteriza por su sentido de la justicia, y por su manejo de la lanza; Gabriel, músico trompetista, el más tranquilo de sus hermanos; Rafael, el más ágil, servía de mensajero de todo lo acontecía en el universo. Manuel, el menor, no se encontraba por ninguna parte, era muy pequeño y estaría durmiendo pensó Luzbel.

Miguel se levantó y dijo con voz severa- ¿No te basta, hermano, con toda la fama del mundo, qué vienes a interrumpir la paz de esta humilde morada?-
- Dios- dijo Luzbel sin tomar en cuenta las palabras de su hermano, él cual nunca apartó su envidiosa mirada.- tengo algunas sugerencias para el show -.
- Todo a su tiempo- dijo el rey de la codicia- ahora veamos tu programa.- En el acto todo fue silencio, se encendió el proyector de la pantalla gigante al centro de la pared opuesta a aquella donde se ubica el trono.
Luzbel estaba emocionado, era la primera vez que se veía al otro lado del espectáculo. Pero sus expectativas se derrumbaron al oír las constantes burlas de todos hacia Adanina y Evo, y sus reacciones ante el trueno y los relámpagos. Confundido por lo que pasaba y con una repentina agitación en su respirar, buscó respuestas a los alrededores. Cualquier cosa que le explicara que estaba sucediendo
La ausencia de Luzbel en el paraíso, significó también la ausencia del amor en éste, por lo que muchos ángeles jóvenes nunca conocieron este sentimiento. Sólo experimentaron la corrupción en sus mentes, al no tener más ejemplo que Dios y los arcángeles envidiosos.
Finalmente su mirada llegó a donde estaba el alquimista, y pudo apreciar como éste arrojaba centellas sobre el planeta con malvadas carcajadas, que no hacían mas que contagiar a todos los presentes.
Luzbel no lo soportó más. Se puso de pie, y se lanzó sobre Dios golpeándolo y maldiciéndolo, para luego asfixiarlo con ambas manos.
-¡MALDITO, TRAIDOR!-
Miguel, Gabriel y Rafael lograron separarlo y sin pensarlo dos veces lo exiliaron a su reino, arrojándolo desde la cima celestial.
-¡No te saldrás con la tuya, Dios!- Fue el grito que retumbó en la mansión por siempre, mientras descendía abruptamente. Nunca más volvió al paraíso, y se convirtió en el enemigo número uno del cielo, donde cambiaron su nombre por el de Lucifer.

Proyecto A: Homo sapiens (parte I)



"En el laboratorio del gran inventor, hace ya miles de años, un siniestro experimento, donde una pareja de mamíferos fueron los protagonistas, comenzó una historia que en las próximas generaciones, sus versiones cambiarían totalmente. Fábula o verdad... eso es algo que nunca se sabrá".


Al principio de todo, el conocimiento de la alquimia equivalía cuan poderoso podría llegar a ser alguien, y en épocas donde todo era claridad y resplandor en el cielo, el máximo representante de este género era aquel que se hacía llamar Dios. Su fama era reconocida en todo el reino celestial. Espectáculo que ofrecía era un éxito seguro, más aún si la mente de cada uno de los asistentes resultaba ser controlable, en todo sentido de la palabra.
Días antes de que se presentara el show que, según el mismo Dios, sería su obra maestra, uno de los arcángeles más jóvenes de nombre Luzbel se acercó a los laboratorios del científico, en busca de conocimiento y respuestas a sus inquietudes. Tal fue su impresión al ver hectáreas y hectáreas de tubos de ensayo con líquidos de incontables colores, pero no vio a Dios por ninguna parte.
Siguió avanzando en la inmensa habitación hasta llegar a dos bultos tapados por una sábana negra. La tiró y no pudo contener las lágrimas ante lo que distinguía como dos simios rapados, temblando desnudos por culpa del frío, en distintas jaulas. Cada una de éstas con un nombre grabado en una placa de oro. La primera decía "hombre", la segunda "mujer". En una mesa continua se encontraban varias identificaciones falsas donde figuraban nombres como Yavé, Iehova, Ra, Zeus, Júpiter, y muchos otros que se harían impronunciables para cualquier mortal. También estaban los papeles de un tal proyecto "Homo algo" en el que se mostraba a los dos pobres animales interactuando en un planeta llamado tierra...
-¿Qué haces aquí?- era la voz de Dios, profunda y grave como de costumbre
- Yo...- con un movimiento torpe, Luzbel derribó la mesa y se dio vuelta rápidamente.- yo sólo vine a avisarle que la cena está servida- esa fue la excusa más pronta y ridícula que se le vino a la cabeza. Luzbel estaba nervioso, sabía que su curiosidad le jugaría en contra esta vez.
- Supongo que no viste mis apuntes- dijo el "imperturbable" alquimista mostrando una preocupación sospechosa, y un enojo repentino.
- Si, digo ¡no!... bueno, la verdad es que sí, pero ¡Por favor, no me haga nada malo!- Luzbel miraba el suelo esperando el castigo de Dios. Luego de un rato levantó la cabeza, y pudo observarlo en una postura totalmente reflexiva
- Tiene que haberse dado cuenta de mi experimento.- palabras que repasaba, una y otra vez, Dios en su mente.- "Aún no están listos los homo sapiens. Todavía son sólo un par de monos. Van en lo que denomino como "homo erectus". ¡Son muy tontos!... pero... quizás así sea más interesante verlos sobrevivir.
Pero que haré con este idiota. Me sorprende que el don de la inmortalidad sea entregado a individuos tan estúpidos. No puedo callarlo para siempre. Debo enviarlo a otro lugar... ya conozco la solución."-
- Ja, ja, ja, me has sorprendido- dijo finalmente rompiendo el silencio- esperaba que fuera una sorpresa, pero ya que estás aquí te contaré... Este es el primer Reallity Show del espacio y tiempo...
- Pero ¿Por qué tienes encerradas a esas pobres criaturas?- preguntó Luzbel. No por nada es el arcángel con más sentido de amor en el reino.
- Eh, bueno... ellos en un principio fueron muy violentos cuando los rescate del primer desastre de los cometas. Pero los he ido educando y cuido del resto del universo... porque los amo.- respondió el alquimista mientras una sonrisa piadosa se dibujaba su rostro.- Y ahora que te miro bien, mi joven amigo, eres perfecto para el papel del anfitrión ¿Has pensado ser una estrella reconocida por su talento- dijo con falsa imagen el estafador.
El único defecto de Luzbel, sin contar su curiosidad, y el uso del corazón por sobre el cerebro, es ser crédulo, es decir, todo lo que se le diga sea verdad o mentira, si tiene buenos fundamentos... lo cree.
- Todo el tiempo, e incluso ya he pensado en mi nombre artístico "Mefistófeles"- dijo entusiasmado el arcángel.
- Me gusta ese espíritu, pero no has pensado uno más corto.-
- No se preocupe, tengo varios: Satanás, Satán, Lucifer, Diablo...-
- Diablo es bueno... el Show de Diablo. Suena bien.-
Y así se cerró el trato, y dentro de una semana todo estaría listo para la parafernalia. Había que arregla el cielo y la tierra; poner plantas por aquí, animales por allá, y un par de bichos raros no sé donde.

LA ÚLTIMA BATALLA DEL SARGENTO ESPINOZA


"Buenos días joven, ¿Acaso no hay un sol hermoso en el cielo, que nos quiere decir como la vida es un eterno paraíso de leche y miel?". Ese era Rubén Espinoza, mi vecino, es conocido por estar siempre enajenado, desde que su mujer lo dejó nueve años atrás por el cartero. Una relación que duró en secreto alrededor de tres años, antes de que ella decidiera montar en la bicicleta de su amado, para irse a vivir a un mundo de estampillas y códigos postales.
Lo irónico es que éste sigue dejando las cartas a su puerta, y don Rubén, por su parte, le da una propina de $500. La verdad, es que mi vecino nunca supo con quien tuvo el affair su mujer, sólo los otros quince residentes del condominio conocen la historia con más detalles.
¿Qué es lo que le pasó? ¿Por qué ahora es amable? Siempre me reta por escuchar música hasta la madrugada, incluso ha llamado a los "pacos" un par de veces; o por usar el pelo largo, atacándome con sermones como: "lo que te falta cabrito, son unos meses en el servicio militar, pa’ que dejí de dártelas de hippie y comunista".
Estuve con la incertidumbre hasta ver el calendario cervecero de la puerta de mi pieza. Llegó fin de mes señores, los únicos días en que mis vecinos están de buen humor, puesto que sus bolsillos se llenan de monedas y billetes, conozco casos en donde te saludan con un abrazo en medio de la calle. Algo insólito que ocurre en año nuevo y estas fechas.
Don Rubén se dirigía a la sucursal más cercana, para cobrar el lindo papel atesorado, como hueso santo en el bolsillo de su camisa. Comencé a imaginarlo en la fila del banco, durante largas horas de espera, con los traumas de cuando era un pelado en servicio.
Llega al banco a eso de las mil horas, o diez de la mañana para la gente común, marchando por el sendero donde nace el sol. Saluda al guardia dando su rango y nombre, y pide permiso para ingresar. El guardia con una mueca de risa en su rostro le dice imitando a Daniel López, "permitido". Como no tiene cuenta debe ponerse en la fila de público general, y no le es del todo desagradable, siempre quiso saber como se sentía un rango superior.
Con el transcurso de las horas y la fila avanzando de manera lenta y aletargada, los años le cobraron la cuenta al Sargento Espinoza. Estaba débil y asfixiado en la calurosa serpiente de personas. Veía uno que otro complot, y no creía tener la suficiente fuerza para defenderse como en sus años mozos. Todos desean su preciado cheque ¿Quién sería el ladrón? La señora a sus espaldas, los niños que se cruzan entre las filas, o quizás el joven delante suyo, que movía las manos imitando alguna batería de moda. Mi sargento también movía las manos, pero sólo por nervios. Sus ojos buscaban asilo en todo rincón, sudando en forma descontrolada. No podía tocar cualquier cosa sin mojarla.
En el lugar más seguro del mundo practicando inseguridad, ni siquiera el matinal, las copuchas, o los comerciales en el televisor, que causaban tanta gracia a los presentes, lo calmaban. Quería enfocarse solamente en quien iba ser el marxista que lo atacaría cobardemente. Miraba su reloj con desesperación, nadie lo esperaba en casa pero tenía deseos de huir de ese apestoso lugar. Comenzó a sentir una molestia en el lado izquierdo y un dolor intenso en el pecho.
Por fin su turno, ¡respire Mi sargento, pronto saldrá de aquel antro!, se retirará con la frente en alto por el camino donde nace el sol. Saboreará la dulce victoria y no importará si el mundo lo condena como asesino o héroe, porque usted, Mi sargento Espinoza, triunfará esta batalla.
Un sonido sordo se escuchó en los pasillos del banco, seguido de un alboroto colectivo. Las señoras lloraban, el joven corría en busca de ayuda, y los niños se preguntaban curiosos, de quien era el cuerpo que yacía en el suelo. Era el Sargento Rubén Espinoza, que ya no tendrá cheques por cobrar... nunca más.
Muchos como él, se dejaron consumir por los crudos episodios de un régimen teñido de sangre. Hoy están indefensos, en peligro de extinción, y conscientes de todo lo acatado aquellos años donde la ley se escribía con balas. Mal interpretaron lo que eran la justicia y la libertad, alimentaron sus vidas con vergüenza, y se vistieron color culpa, hasta que la muerte los reclame.

Del cielo al infierno un paso y viceversa


Creo que estoy madurando, ya no me interesa ver el Cartoon Network, ni comer Chocapic en las mañanas. Sólo pienso en formar una familia, comprarme un auto, una casa en la playa y dos perros labradores. Además ya no le tengo miedo a la oscuridad.
Creo que la causa principal es que mi interés por la política está creciendo cada día más, es por eso que me encuentro en pleno centro de mi ciudad con la guía telefónica en la mano derecha y anotando las direcciones de todo partido político en la zona, con la mano izquierda. Estaba en un dilema, puesto que no soy zurdo. Aún creyendo que me tenía que acostumbrar a la idea de serlo, sin descartar la posibilidad del otro bando. ¿Es todo tan confuso siempre a esta edad?.
Llegué a toda sigla que me era reconocibles gracias a los facsímiles de la PAA, perdón de la PAT... disculpen, de la PSU. Desde el PS, UDI, RN, DC, PC, PPD, WC, todos conglomerados buscadores de adherentes incluso debajo de las piedras. El último no es un partido, tuve que acudir a éste por motivos personales... no creo que valga la pena mencionarlos.
Desde el día de mi inscripción en los registros electorales, estuve consciente de que debía elegir además un punto de representación dentro de todo el espectro de partidos... ¿pero cuál?. Ahora en cada puerta que golpeo, soy recibido por una sonrisa con promesas que aseguran un futuro de dedicación, la verdad absoluta y las puertas del cielo. En el otro bando es exactamente lo mismo, futuro verdad y el cielo.
Revisé todo el diccionario partidista, pero nada me trajo satisfacción. Todo ya estaba manchado por lo vivido entre 1970 a 1990. Quedaban muchas heridas por cerrar en cada bando, heridas que mucha gente de mi edad nunca vivió, pero que aceptaron como propias. ¿Acaso mi generación tendrá que sufrir la misma separación civil.?
Sé que mi deber como ciudadano me obliga a buscar el bien común. Lo hecho, hecho está, aprendo de los errores pasados sin buscar responsables. ¿Quién soy yo para culparlos? Que importa el color de nuestros estandartes. Es tiempo de mirar al futuro, señores, no vivamos en este círculo vicioso hostigado por nuestros infiernos personales.
Está decidido, debo aceptar el papel de forjador de un nuevo ideal. Si puedo formar mi propio infierno, creo tener el derecho de formar mi propio cielo. "Hoy tuve un sueño, y en ese sueño estabas tú, y muchos como tú. Con esa sed de justicia y de tolerancia. Pero me sonreías, porque al fin tus ansias encontraban un descanso más allá de todo prejuicio, ya nada era imposible bajo el símbolo de una inmensa J, seguida por una inmensa R".
Esa es la respuesta "JR", mi propio partido... perdón nuestro propio partido. Las Juventudes Realistas dominarán la nueva era. Llegó el tiempo de asumir nuestros lugares. Porque sé que después de un gran dolor nacen las flores del amor.
¡He dicho!

Historia de como la verde colina se transformó en escenario de los más tristes episodios de un pobre desdichado. (parte IV)


Pinkpocket sintió aún más miedo, pero nunca desesperó, aún no tenía un arma en sus manos, y no vestía ropas negras.- Es sólo un sueño, fue sólo un sueño- repetía una y otra vez.
El sonido de su celular lo despertó del trance, era su hermano y otro mensaje de texto. "Doble P (así es como lo llama su hermano), te espero bajo la sombra del sauce, apúrate".
El sol se negó a esconderse antes que Pinkpocket decidiera ir a la colina.- si he de escapar toda mi vida de este destino malgastaré toda oportunidad de ser feliz... si alguna vez seré feliz. Es mejor enfrentarlo, aún siendo un rival al que nunca ganaré- decía mientras cerraba la puerta de su casa por fuera.- pero creo vencerte si no poseo arma alguna ni sigo al pie de la letra lo que en aquel onírico espectáculo observé.- Pinkpocket se internó en el rojo pantano y finalmente llegó donde el sauce. El sol se negó a esconderse antes que Pinkpocket se sentara en la colina.

Ahí ya estaba su hermano vestido entero de negro, imperturbable y silencioso como de costumbre. Pinkpocket no quiso decir una sola palabra... fue su hermano quien finalmente rompió el silencio del pantano.
-¿Has sentido como el alma cae en pedazos, sobre el suelo negro y frío de nuestras traiciones?- fue la sentencia que dejó pálido a Pinkpocket. Al fin comprendió todo. No era su hermano quien debía morir esa noche, como lo había soñado... era su propia muerte la que se llevaría a cabo, antes que el sol se escondiera totalmente en el horizonte.

Estaba paralizado, los músculos de su mandíbula no reaccionaban incluso cuando su hermano lo agitó sujetándole la camisa. En su mente condenaba al destino como si éste fuera un maldito bromista.
Todo coincidía como en aquel sueño... como en aquel mal sueño. Reconoció el revólver de su abuelo en las manos de Pinkpocket, que miraba justo en el medio de sus ojos. Debía de haberlo sacado mientras su abuelo dormía la siesta. O puede haber practicado con su cabeza para acostumbrarse al óxido del gatillo. No fue en busca de relajación... todo lo tenía planeado desde un principio.
Pero yo no soy la principal víctima de su desquiciada mente... sino ella. Siempre es una mujer la que nos impulsa a hacer lo impensadamente irracional.
Mientras sus manos temblaban, realizó una vez más la pregunta que apuñalaba su corazón.- Dime, hermano, ¿Alguna vez has sentido como el alma cae en pedazos? ¿Puedes ayudarme?-
Pinkpocket olvidando el riesgo de cualquier mala frase, y aceptando que todo ya estaba escrito, contestó. –Lo siento, pero tú has nacido para nunca amar, sólo para desear ser amado, y envidiar a quienes sí aman -.
El sonido de un trueno y la verde colina se tiñó de rojo. El hermano de Pinkpocket nunca más hablaría con él, al menos... en su sano juicio.

Historia de como la verde colina se transformó en escenario de los más tristes episodios de un pobre desdichado. (parte III)



Pinkpocket sintió miedo, se puso de pie después de meditar el extraño sueño. Sudaba con solo pensar que sus manos serían capaces de tal horrendo crimen. Su casa estaba vacía, daba por suposición que todos estaban en sus labores. Bajó a la cocina a prepararse algo para aliviar su fatídica hambre. Un café con un pan tostado del día anterior, con un poco de sabor a mantequilla. Prendió la televisión buscando cualquier tipo de distracción, pero sus intentos fueron en vano. Ninguno de ellos le ayudó a olvidar ese sueño.

- Debo estar volviéndome loco. Si ni siquiera tengo un arma.- dijo en voz alta. Pero la inseguridad seguía en su cabeza. Sentía gran aprecio por su hermano mayor, por lo que sacó por conclusión que mientras más alejado éste se encuentre, más imposible será que se lleve a cabo su crimen.
Efectivamente, una nota que encontró en la mesa le decía que él, su hermano, se encontraba en la casa de su abuelo, en la playa. Buscaba relajarse después de terminar con su novia... mejor dicho, ella terminó con él. Respiró más tranquilo y decidió seguir con la rutina de su día. Se vistió con colores vivos, al contrario del negro fúnebre de aquel mal sueño, porque eso era... un mal sueño.
Al salir vio a la distancia lo que distinguía como la verde colina. Si bien ya no resultaba una amenaza, aún le producía un escalofrío en su espalda. No le dio tanta importancia, quizás no la suficiente a la merecida, siguió al pie de la letra su monótona vida.

Todo se produjo de lo más normal. Asistió a clases, disfrutó con sus compañeros de los jóvenes días que atraviesan en su paso por esta tierra, y se retiró cansado a su casa sin otra intención de dormir. Al caminar un par de cuadras desde el paradero donde lo deja la micro, y bajo las rojas luces del día que con cada segundo desaparecía en el horizonte, miró hacia la verde colina, que se teñía de bermellón.
Pinkpocket sintió miedo, veía el mal presagio en aquel cuadro inmóvil. El aire era denso, y sólo escuchaba el sonido de sus pasos al avanzar. Ni siquiera ver que su casa seguía oscura, señal de la soledad en su interior, le entregaba calma... sólo le daba el ambiente de muerte del que intentó huir todo el día.

- Me siento un maldito títere del destino ¿por qué me quieres hacer partícipe de este maquiavélico juego?- decía mientras observaba el cielo. esperaba la respuesta de un dios que nunca quiso responder. Todo era silencio, incluso los perros se quedaron mudos al avanzar a su lado.- Ellos pueden sentir a la guadaña siguiendo mi sombra. La respetan, es por eso que sólo inclinan la cabeza en pos de su superioridad- el sonido de su llave atravesando la cerradura lo volvió a la realidad.
Sobre la mesa estaba su celular con un mensaje de texto por leer. Era su hermano le pedía que se juntaran en la colina verde antes del anochecer. Parecía desesperado y sin más salida que la ayuda de alguien de su propia sangre.

jueves, abril 13, 2006

Historia de como la verde colina se transformó en escenario de los más tristes episodios de un pobre desdichado. (parte II)



Anochecía, y Pinkpocket sabía que con cada segundo que pasaba, su deber se hacía imposible. Debía actuar rápido. Esconder el cadáver de su único hermano no era una tarea que ocurriera todos los días.
Sin mostrar un rastro de remordimiento, guardó el revólver, ya oxidado, en el bolsillo de su gastado abrigo, y comenzó a cavar con las únicas herramientas a su alcance... sus pobres manos, las que aún no se recuperaban del episodio anterior. El silencio sentenciaba su ignorancia ante la gravedad de lo que había realizado diez minutos atrás.

- Ya está hecho. Nadie encontrará el cuerpo, ni lo ensuciará entre cultos paganos- dijo Pinkpocket después de horas de trabajo, mientras buscaba una excusa razonable en su cabeza desquiciada. Distorsionaba la realidad para sentirse todavía dueño de su destino.
Fue así como afirmó que era el salvador del alma de su hermano, la cual hubiera enloquecido con las velas y las rosas muertas, con los lamentos de quienes él (su hermano) más estimaba y con los interminables sermones de ese sujeto que nunca comprendió verdaderamente lo que sucedía alrededor suyo, por estar siempre con la mente en el cielo.
- Junto a este árbol, estarás a salvo... no es necesario que me lo agradezcas, tú hubieras hecho lo mismo por mí.- se sentó junto al lecho de muerte, y contempló el cielo estrellado. Del silencio surgió el llanto, y los gritos de desesperación ahogados de alguien. Pero el rostro de Pinkpocket no mostraba un solo gesto de horror, creía que su locura había alcanzado límites inhumanos.
Los sonidos venían del suelo, y pronto a su lado, la tierra que había sido removida para dar paso a una tumba sin nombre, comenzó ha temblar. Aparecieron los brazos del hermano de Pinkpocket y un susurro pidiendo ayuda.

Pinkpocket se puso de pie y manchó nuevamente sus dedos con el oxido del arma. En su mirada la paz se esfumó dando paso nuevamente a la ira. Espero hasta que la mitad del cuerpo de su hermano se asomara para estar seguro que estaría consciente para lo que iba a suceder.
Su hermano ya respiraba fuera del claustro, y bastó que mirara una vez los ojos de Pinkpocket, para darse cuenta de sus intenciones.
- ¡Maldito imbécil!- comenzó a gritar Pinkpocket -¡Quédate en tu agujero de mierda si no me quieres ayudar a realizar mis planes!- Con cada insulto una bala era descargada, y al no tener más municiones comenzó a golpear el rostro de su hermano hasta asegurarse de que éste dejara de expeler vida. No descansaría sin antes lograrlo.

El pobre Pinkpocket sólo volvió en calma, una vez que el cuerpo de su hermano ya no mostrara signos de respiración, y descansara seis pies bajo tierra. Se sentó en la verde colina y aún cuando todo estaba en silencio, se escuchaba el susurro de un llanto, más nítido que el anterior. Era Pinkpocket.
-¡Que he hecho!... Soy un monstruo- aún no terminaba la frase cuando de la tierra apareció el brazo de su hermano, tomando a Pinkpocket de la cabeza, y murmurando como quien agoniza – Todavía puedes cambiar mi destino-
Pinkpocket despertó, y en su estado agitado pudo reconocer su habitación. Pero algo más le era familiar. Revisó su reloj. Eran las seis de la mañana del día en que había matado a su hermano. Todo era un mal sueño ¿Todo era un mal sueño?

Historia de como la verde colina se transformó en escenario de los más tristes episodios de un pobre desdichado. (parte I)



El día acabaría en unas cuantas horas, pero eso no era de demasiada importancia para Pinkpocket que esperaba solo, sentado sobre el único lugar que reconocía como seguro bajo ese cielo todavía azul. La verde colina no es más que un terreno abandonado por su dueño, al estar rodeado de un apestoso pantano de desechos industriales.
Pero no era del todo desagradable. En la cima se erguía un árbol, con sus ramas apuntando sin descanso hacia el suelo, casi tan triste como Pinkpocket, pero capaz de dar una siempre bienvenida sombra para el descanso de quien lo estime conveniente. Justamente en ese lugar se encontraba Pinkpocket, esperando a su hermano mayor. Se sentía inquieto desde el comienzo del día y creía que él, su hermano, le prestaría ayuda en su "misión".

Finalmente, a la distancia Pinkpocket vio como se acercaba su hermano tan alegre y callado como de costumbre, sin decir una palabra se sentó a su lado, y así pasaron las horas en el silencio. Pinkpocket buscaba las palabras precisas, no hablaba mucho, puesto que siempre estimó tener las mejores palabras para expresar algo, aún cuando le llevara un milenio obtenerlas. Y cuando solo bastaban unas cuantas horas para acabar el día, rompió el silencio.

-¿Has sentido como el alma cae en pedazos, sobre el suelo negro y frío de nuestras traiciones?-. Decía sobre su verde colina, Pinkpocket, con sus ropas ya gastadas. Luego se dirigió a su hermano mayor que escuchaba atentamente todo lo que hablaba.
- Lo has sentido antes ¿o no?. Acaso nunca antes te enamoraste de alguien no correspondido. ¿Acaso nunca te han abandonado como un perro en tus problemas y con mas dudas que respuestas, ¡¡ Que acaso nunca has sentido odio por alguien alguna vez!!?-
El hermano de Pinkpocket no contestaba pero seguía mirándolo fijamente a los ojos, con esa mirada que ve más allá de los huesos y la carne.
-¡¡Responde, mierda!!, ¿Lo has sentido alguna vez, o no? ¿Acaso eres sordo? ¿Sabes lo que es el alma? ¡¡Responde, mierda!! ¿Lo has sentido alguna vez?-. Pinkpocket tomó a su hermano de la camisa. Lo agitaba con desesperación, pero no conseguía ni una sola palabra, sólo la mirada de su hermano mayor, este no pestañeaba.

Pinkpocket comenzó a llorar, si conocieran a Pinkpocket, realmente se sorprenderían de que un ser así pueda llorar. Sus lágrimas fueron ríos que inundaron la verde colina. Con la voz rapada y cansada se dirigió por última vez a su hermano, pero ahora, sacando un arma de uno de los bolsillos de su abrigo negro, apuntó justo a la cabeza , entremedio de los ojos.
Mientras sus manos temblaban, realizó una vez más la pregunta que apuñalaba su corazón.- Dime, hermano, ¿Alguna vez has sentido como el alma cae en pedazos? ¿Puedes ayudarme?-
Su hermano olvidando el riesgo de cualquier mala frase, contestó. –Lo siento, pero tú has nacido para nunca amar, sólo para desear ser amado, y envidiar a quienes sí aman -.
El sonido de un trueno y la verde colina se tiñó de rojo. Pinkpocket nunca más hablaría con su hermano, al menos en su sano juicio.

miércoles, abril 12, 2006

El preso y la muerte como regalo



Creo que aún podría escapar de aquí. Pero una vez que lo logre que puedo hacer... a donde ir. No tengo noción de cuantos kilómetros debo atravesar para encontrar un refugio, o si allá afuera es verano, otoño, invierno o primavera, ni si es de noche o de día. No tengo idea alguna si me encuentro en el desierto o en el ártico, a mil metros de altura o a 20 mil leguas en un viaje submarino... o incluso en el centro de la tierra. Además no puedo ver nada con esta maldita oscuridad.
Lo único que sé, es que el maldito hambre llegó puntual como siempre. Como te envidio desgraciado, te ríes de mí ¿verdad?. Gozas viéndome retorcerme en mi angustia... ¡ja, ja, ja... pero yo reiré último ya lo verás!, sé que dentro de este cuadrado apestoso mi vida puede encontrar un salida. Sé que, aún si la locura logra dominar mi mente, existirá el suficiente raciocinio para conseguir la libertad de mi espíritu.
Tiene que estar por aquí... se que lo deje en alguna parte... ya no recuerdo ni siquiera su forma... soy un invalido entre las tinieblas. Reconozco las sábanas viejas ymis propias fecas en ese rincón... que... ¿Acaso nunca han estado en un calabozo?
Un momento...¿Qué es esto? Parece una caja. Nunca antes me topé con ella. Puede ser una bomba... o quizas comida... ¡NO! Eso es lo que quieren. Quieren que la abra y me muera ¿cierto? Pudranse en el infierno hijos de perra.
Entonces finalmente lo he logrado. Todo el mundo está en mi contra... y han determinado mi ejecución. Dentro de una simple caja con cinta de regalo... no la abriré jamás. Pero puede que sea un regalo de cumpleaños... un pastel, si incluso puedo sentir su olor... no tengo idea del tiempo que llevo en este estúpido claustro... ¡no, eso es lo que quieren los bastardos! Debo desacerme de esta porquería lo más pronto posible, la arrojaré a algún rincón donde no pueda recuperarla. ¡Hasta nunca caja del demonio!
Un momento... si ni siquiera el golpe en el suelo detonó la bomba, eso quiere decir... ¡que no era una bomba... sino comida! He sido un idiota. Puedo escuchar a las ratas alimentándose... reacciona idiota y ve en busca de tu parte. Ya es tarde y las ratas han deborado todo a su paso, solo me queda lamentarme entre estas sábanas viejas.
Al mes siguiente, la puerta del antro se abre. Dos sombras se distinguen en la entrada. Mientras, en el suelo del cuarto las ratas muertas ya mostraban signos de pudrición. "Por lo visto el veneno sirvió con las ratas, espero haya tenido el mismo resultado con el desgraciado". Sin embargo el cuerpo del hombre no estaba en el suelo como las ratas, este estaba al borde de la cama con claros signos de asfixia y ya sin pulso. Alrededor de su cuello estaba una de las sábanas viejas, enrollada con un nudo que incluso las dos figuras no pudieron desatar. Aún así sonreían ante tan macabro espectáculo... lo habían logrado... estaba muerto.

Jeremy spoke in San Carlos de Apoquindo: la vivencia de un simple mortal entre 20 mil personas



No es necesario referirnos a las dos horas de éxtasis que nos dejó Pearl Jam en el escenario, sin olvidar el indirock de Mudhoney, que aún resuena en mi cabeza. Son sólo una reinvención de buenos recuerdos que nos remontan a esos tiempos en que uno se encerraba en su habitación a escuchar Ten de corrido, además sabíamos de antemano que vivíamos un episodio memorable e histórico. Sin embargo, no era una radio ni un cassette pirata lo que se escuchaba... era la banda... en persona.

Pero la historia no comienza ahí, hay que hacer un poco de memoria. Era septiembre en Chile, y el rumor de que la banda estaba cerca merodeaba de ramada en ramada. "Ver para creer" me decía a mi mismo con la pequeña esperanza de no llevarme otra decepción.
El mito de Pearl Jam en Chile, era como aquel fantasma, vivido por mi tío en su juventud rockera, de Pink Floyd tocando en el Valle de la Luna. O porque no referirnos, a escalas mayores, que Elvis sigue vivo, en una isla desierta del Pacífico, junto a Jimmy Hoffa, y que tanto la CIA como el FBI nos esconde la verdad del caso.

Con mi incredulidad me mantuve diciendo una y otra vez, bajo el efecto de alguna bebida etílica barata, y de desconfiable procedencia, "estos wones no van a venir nunca, no tienen idea de donde queda Chile, y si la tienen, creerán que somos unos indiecitos con plumas y flechas". Cómete tus estúpidas palabras Jorge Reyes, que la banda ha confirmado un concierto el 22 de noviembre, en San Carlos de Apoquindo.
"La raja" no hay mejor frase que pueda explicar lo que se ha esperado por más de diez años... un momento, es en San Carlos de Apoquindo... ¡Mierda! (no saben cuantas veces dije esa palabra). Para aquellos que no conozcan el estadio, deben tener en cuenta que la capacidad de éste es limitada. Un solo concierto y las entradas vendiéndose como pan caliente. Había que actuar rápidamente.

Logré pedir un par de entradas a "Santiasco" (mi hermano también debía ir), pero ahora que está encima todo sentimiento de consumismo en mi puta alma, no saben cuanto lamento no haber pescado a los pobres diablos que día a día me ofrecían CMRs como desquiciados. En fin, logré pedirlas para una semana de martiriosa espera, encalillándome por diez meses para pagarlas... ¡Mierda! (ven a que me refiero)
Semana y media después, ya tenía mis entradas atesoradas como hueso santo en el bolsillo de mi camisa, eran las entradas más extrañas que tenía en mis manos, por un momento pensé que era un concierto de Cristal auspiciado por Pearl Jam. Era mucha la diferencia de centímetros por columnas entre ambos. Y para colmo la banda anunciaba otro concierto para el día 23 de noviembre, ¿de qué valió ver correr sangre por las cochinas entradas?.
En fin, actué como un esquizofrénico por las calles de mi city querida (por todos menos yo), tomé la micro y me dispuse a llegar a mi casa a esconder las putas entradas donde mejor estarían, ya que mis estudios evitan que pueda enfocar mayor atención a éstas. ¡Epa!, cuidado que el tipo que está sentado en la fila de atrás, el de las tillas con resorte, tiene cara de sospechoso, incluso la vieja de pie a mis espaldas ya siento que busca las entradas en los bolsillos de mis pantalones... o ¿me quiere correr mano? Quién sabe, con tanto pedófilo dando vuelta.

Al fin sano y salvo en mi casa, la sonrisa se me asomaba por los poros de mi cara y no lo disimulaba, no quería disimularlo. Me sentía bien y feliz... ¿feliz? Si, créanlo o no me sentía capaz de todo, incluso idee estampar en la espalda, de una polera entera de negra que tengo, "Voy a ver Pearl Jam, voy a hacer historia, voy a cumplir uno de mis sueños... y tú NO"... ja. Pero por misericordia a los desdichados, y al recordar los diez meses que se me vienen encima lo postergué. Ya tendré tiempo de escribir "YO vi a Pearl Jam en su primer concierto en Latinoamérica, YO hice historia entre 25 mil personas, YO cumplí uno de mis sueños... y tú NOOOO".

Mi vieja estaba en la cocina, la sorprendo con la noticia, y en menos de cinco minutos ya estamos celebrando en el living saltando como idiotas... ¿por qué tanto? Se preguntarán. Mi vieja es casi igual de fanática que mi hermano y yo, incluso me comentó que si tuviera unos años menos hubiera estado en primera fila coreando junto a Vedder todos los temas de los que tiene conocimiento.
Llegó mi hermano, hicimos la ceremonia de entregar las entradas con abrazos, apretones de mano y poses ante fotógrafos invisibles. Cada uno hizo lo que quiso con el ticket, él lo enmarcó... yo lo guardé con mi vinilo de The dark side of the moon de Pink Floyd, a salvo de mis primos chicos y del polvo en el ambiente.
Ahora comenzaba otra tarea difícil... sacarme de encima todo tipo de prueba, trabajo, o disertación. Revisé el calendario de esa semana... lunes 21, entregar un trabajo para Masas; martes 22, certamen escrito de Inglés; miércoles 23, práctico de Semiótica... ¡Mierda! (otro más), ¿por qué uno no puede ir a un concierto tranquilo?
El trabajo lo presenté listo el lunes, con un poco de resaca por celebrar el domingo el cumpleaños de mi tía, mi madre, y mi tío padrino, además había que ponerse de acuerdo con Francisco (coco) mi primo, Mariana (marci) mi prima, y el gringo-judío que anda con ella llamado Erez, de cómo chucha nos íbamos a ir.

Viajábamos en la noche del lunes. Un amigo había sacado los pasajes. La idea era quedarse en la casa de Erez y viajar de regreso el miércoles en la mañana. Todos estaban comprometidos con alguna prueba o algún amor... menos yo, por suerte no tengo pareja, pero no me quería volver solo en la tarde, sería de lo más aburrido.
Bueno, a lo que iba: la crónica la presenté el lunes, le mandé un mail al profe de inglés para excusarme de su certamen, y el práctico de Semiótica lo cambiaron para una semana más tarde. Después de todo si existe la buena suerte.

Two minutes to midnight y ya estabamos reunidos Rodrigo (loli), Felipe (colorín), y Yo, Marci y Erez se iban en otro bus, pero... ¡¿Dónde Mierda (perdí la cuenta) estaba Francisco?!. Al fin llegó, abordamos y nos sentamos en los últimos puestos. No alcanzas a ver los subtítulos de la película, pero menos mal los baños se ubicaban en el centro del bus, para no tener que soportar el apestante olor a mierda, literalmente hablando, que se te pega a la ropa. Seis horas después se respiraba la densidad del aire, era como si todos los capitalinos se tiraran un peo al mismo tiempo. Sí, así es señores, estabamos en Santiago y esa noche Pearl Jam haría su primer concierto en tierras australes, y yo, su humilde relator, estaré allí.

La distribución fue la siguiente: Felipe y Rodrigo irían a la casa de Paola, la polola en ese entonces de mi hermano, que a propósito ya estaba allá. Francisco y yo nos íbamos al departamento de Erez, a pasos del metro Bellas Artes.
Había demasiada excitación como para quedarse dormidos, o descansar algunas horas. En el departamento estaba Tal, el primo de Erez, que sólo habla hebreo e inglés; también estaba Santiago, de origen boliviano y que domina lo más bien la lengua anglosajona... es decir, es seco pa’l inglés. Yo igual me defiendo, pero soy más mula, y mi primo es un cero a la izquierda.
Se hablaba en cinco idiomas, una torre de babel cualquiera. Las primeras cinco horas fueron de entendimiento con Tal, el único que no conoce el habla hispana, tarea difícil, puesto que ni mi primo ni yo, somos los mejores en modulación.

Compramos algunos alimentos para tomar desayuno. Y al momento de meterlos al refrigerador ¡sorpresa!, estaba lleno de botellas de pisco, vinos, vodka, tequila, gin, y uno que otro wiscacho. Creen que eso es impresionante. Los tipos no comían, de hecho tenían una lata de Nescafé llena de Mary Jane. Sin duda un apartamento de jóvenes común y corriente. Luego salió el tema de cómo llegar al estadio.
Disculpen mi ignorancia, tan sólo sé llegar al Estadio Nacional, pero Francisco era el fanático de la UC, supongo que el sabrá la micro o la estación donde bajarse. Le pregunté. Me quedó mirando como idiota por unos segundos y finalmente me dijo entre risas "¡No, ja, ja, ja!". Acto seguido revisar tanto las estaciones como las rutas de las micros en esos libros de turistas que tenía el gringo, mientras estos... se euforiaban consumiendo Nescafé. No puedo negar que ganas me sobraban, pero quería estar en optimas condiciones para disfrutar de todo el concierto... como un ser humano normal.

Llama mi hermano, nos pregunta la hora en que nos juntaríamos en el estadio. Coincidimos que sería a eso de las cinco, cinco y media. Ellos partieron antes, porque querían asegurarse un buen lugar dentro de la masa.
El calor era insoportable. Llenamos unas botellas, dejamos una nota a Erez y Tal, que también iba, pero que no se encontraban por clases en la universidad. La nota decía cual era la ruta más directa al estadio. Le dejamos una botella de dos litros lista con agua y partimos.
Todo el mundo está citado a ver Pearl Jam, al menos todas las micros estaban repletas como en las clásicas imágenes de Condorito. Sólo que aquí no habían viejas guatonas, sino puros chascones con poleras negras que decían Pearl Jam, Nirvana, AIC, o cualquier banda grunge. Estabamos como en casa.

Luego de una hora y algo de viaje, llegamos a la entrada del estadio no llevábamos más que nuestras almas, y nuestras entradas al cielo. Nos acercábamos cada vez más, los vendedores gritaban sus mercancías a los mil vientos, esperando respuestas como "deme dos", todas ellas con la estampa de "Piri Yan en Shile".
Fuimos ciegos y no escuchamos las súplicas de quienes eran capaces de intercambiar a sus propias novias por una entrada, uno sólo avanzaba, y el mundo nos miró con respeto.
Lo habíamos logrado, entramos. Debíamos buscar a los cauros en la parte cercana al escenario, lado izquierdo en la visión del público. Ahí estaban ellos, listos para cualquier batalla por conseguir las baquetas de Cameron, o alguna uñeta de McCready. Eran las seis de la tarde.
Un par de horas más tarde, salió una de las mejores bandas de este estilo, los hermanos mayores del grunge junto a Melvins... me refiero a Mudhoney. Fue en ese momento cuando me di cuenta de las fallas. La mitad de las personas de la cancha se preguntaban "¿Quiénes chucha son Mudhoney?" Había más posibilidades de encontrar una mina que en su vida, la única canción de Pearl Jam que conocía era Black, y apuesto cualquier cosa a que ni siquiera sabía su nombre; que un fanático que esperó desde pendejo, que cualquier banda de Seattle llegará hasta esta olvidada tierra.

Mudhoney tocaba con la potencia que los caracteriza, y el público reaccionó como era de esperarse, moviéndose de un lado a otro como una inmensa marejada. La batalla ya había comenzado, y todos éramos guerreros de nuestra propia cruzada por sobrevivir. La banda, finalmente, agradece la acogida del público nacional. Y se despide hasta mañana. La calma vuelve a los presentes satisfechos.
Si esos eran los teloneros, imaginen solamente el espectáculo que nos tiene preparado Pearl Jam. Habíamos hecho las apuestas, antes del concierto, de con que canción empiezan. Juan Pablo sólo pensaba en Go, y en Porch. Francisco hacía lo suyo con Evenflow. Yo al ser más calculador dije Courduroy, sabía que siempre empiezan con una un tanto lenta para luego subir los decibeles.

La función se demoraba, había que montar dos pantallas gigantes a los extremos del escenario. No fue posible por el viento y tuvieron que sacarlas. Había pronóstico de lluvia para el día siguiente. Después de lo de Mudhoney, me había separado e todos hasta que encontré a Francisco, que había encontrado a Erez, que había llegado con Tal, que había sacado uno y se lo pusieron a fumar ahí mismo. Era del porte de un dedo meñique, y necesitaba nuevas fuerzas, me sentía agotado y ni siquiera comenzaba el concierto. ¡Que mierda le pusieron a ese porro, que con cuatro fumadas ya estaba listo!. Mi primo se negó a fumar, ya había tenido mala experiencias con él momentos antes.

Las luces se apagaron los reflectores de color azul apuntaron al escenario. Todo fue gritos de alegría hasta que cinco figuras, seis si contamos al viejito del teclado, invadieran el ambiente. Como lo pensé empezaron de menos a más decibeles. Se escuchaba las guitarras de Mike y Stone, junto al bajo de Jeff, y comenzó.

El concierto más importante del año, por el cual estuve ahorrando la plata de todo carrete al que falté. No fui al Monster of Rock, no fui a Megadeth y no iré a Dream. Todo será para esta noche... disfrútalo Jorge... que sea digno de recordar. Eso pensé mientras Eddie gritaba "Release me". Y el público ya estaba hipnotizado por la nostalgia. Nadie se imaginó que empezarían con ese tema, todos la sabían, todos la cantaron.
Los siguientes cuatro temas los disfruté solo, en el mar de gente era imposible pensar que no me separaría nunca de mis amigos y familiares, así pasaron Courduroy, la premeditada; Last Exit; Hail, Hail; y la siempre bienvenida Do the Evolution.

Ni la lluvia quiso estar ausente, y como buen paracaidista llegó por donde nadie podría detenerla... desde el cielo. Luego escuché un "Pendex" que me gritaban desde más atrás, era Francisco, nos juntamos de nuevo, nos abrazamos cagados de la risa, por lo que disfruté los siguientes siete temas con mi primo. Given to fly, y todo el mundo se sentía en el paraíso; I am mine, del Riot Act; Grievance, donde domina una gran batería; Elderly Woman Behind the Counter in a Small Town, ideal para corear mientras intentas mantener el equilibrio; Evenflow, y la casa se vino abajo junto a mi primo que no paraba de repetir, esta es la mejor wea que me ha pasado en la vida; Lukin y Not for You, para quienes todavía tenían energías para saltar. Daughter, para respirar un poco, ya había distancia entre mi primo y yo, me despedí con un hasta luego, y seguí mi paso firme hasta el escenario, desde los treinta metros que estaba, hasta diez o quince metros, donde me quedé por las últimas tres canciones; Down, del disco Lost Dogs; Jeremy; y después de un juego con los presentes, Save You nos dejó casi sordos. La banda se retiró. Seguía lloviendo. Un descontento nació del público que seguía coreando el nombre del grupo hasta quedar sin aliento. Aparecieron los tramoyas secando los instrumentos. Luego de un rato el quinteto salió a escena nuevamente.

Cuatro temas que no podían estar ausentes esa noche; como inyección de adrenalina llegó Go a nuestras pailas y las pilas se recargaron; mas tarde el público no paraba de repetir una y otra vez "can’t find a Better Man"; y para las minas que no reconocían ninguna de las canciones, llegó Black, para salvarlas; no nos cabe duda alguna que la banda sigue viva, porque el "I’m still Alive" no resonó en vano en el recinto deportivo. Nuevamente se retiran, los tramoyas, y el descontento. Aún hay energía para algo más, aún queremos más Pearl Jam en vivo.

¿Se le habrá subido el vino a Eddie?. No dejaba de repetir wones, mientras nos incitaba a seguir diciendo lo mismo. Pero no era eso lo que decía. Teniendo en cuenta que no habla bien el español, lo que gritaba era Ramones. Pronto nos percatamos, y repetimos al unísono "Hello Jhonny, hello Joey, hello Dee Dee", después dijo greacias, a lo que todo el público respondió con un ¡¡Aahh!!.
I Believe in Miracles, fue su tributo en la noche santiaguina; y siguiendo con los covers vino Baba O’Riley, de The Who. Si bien me mantuve firme a no llorar en todo el concierto, bastó con un par de acordes de Yellow Ledbetter, para darme cuenta que quedaban alrededor de seis minutos para que todo esto acabara. No puede acabar así- me decía una y otra vez- faltan tantos temas por escuchar. Donde está Rearviewmirror, Nothing as it seems, o incluso Wishlist... fue hermoso mientras duró... eran los únicos que podría ver. Nirvana, con Cobain muerto; Alice in Chains, disueltos y con Layne muerto; Soundgarden, disueltos y sin posibilidades de reunirse; fue realmente magnífico mientras duró. Y comencé a llorar, el único entre 25 mil personas que me entendían, pero lloré solo. Mike McCready, se erguía también solo tocando los últimos acordes de la jornada. Matt Cameron, ya había lanzado sus baquetas y el público marcaba el tiempo con sus palmas.

La gente se retiró, comprendió que la magia acabó. No hubo disturbios a la salida. Solo después me enteré que en Evenflow la galucha se desplomó y quedaron sus buenos heridos, incluso una mina se cayó de cabeza. Pero ningún muerto. Fue un concierto de lo más normal.
Me junté con los demás dentro de los que se contaban; mi hermano Juan Pablo, Paola, su popola, Felipe el colorín, Rodrigo el loli, el pancho, compañero de mi hermano del Duoc, Francisco, mi primo, Mariana, mi prima, Erez, su pololo, Tal el primo de Erez, y Yo. A muchos no los vi hasta el final. Pero de que será una experiencia que marcará todas nuestras vidas, lo será.
Vinieron las fotos de recuerdo, los dolores de cuello y de espalda, calambres en las piernas, la fatiga, y la afonía. Pero valió la pena. Nos abrazamos, gritamos, y me enteré que no era el único llorón entre las filas. Mi hermano cagó con Go y Alive. El gordo loli con casi todo el concierto. Francisco con Evenflow, lo sé porque estuve presente junto a él en ese momento.
Ahora debíamos encontrar un método para llegar al departamento, el miércoles 23 debíamos partir temprano. Marci tenía un certamen en la tarde, y mi primo cumplía un año con su polola. Había que dormir. Caminamos cerca de media hora hasta un servicentro, donde tarde o temprano aparecería un colectivo o un taxi a cargar y que nos hiciera precio por cinco personas.
Finalmente en el departamento, comimos algo, tomamos algo, fumamos algo, comentamos algo, y a dormir.

23 de noviembre, a las una de la tarde, en el departamento de Erez. Mierda, nos quedamos dormidos, tomamos desayuno Tal, Francisco y yo (Santiago no estaba porque tenía clases en la mañana) y Erez con mi prima estaban inconscientes en la pieza principal. Unas cuantas palabras cruzadas con Tal, y ya nos entendíamos lo más bien. Aún con mímica, pero fue posible mantener una conversación amena.
Acompañé a mi primo a comprarle un regalo a Beatriz, que es el nombre de su popola. Me compré un bolso porque el que tengo muy difícil sobrevivirá el verano. Caminando por Ahumada nos encontramos con los Búnkers, pero no los saludamos, eran de nuestro colegio pero siempre fueron los rivales de la banda de mi hermano.
Una vez en el departamento debíamos alistarnos para que nada se nos olvidara. No estaban ni Erez, Santiago o Tal, por lo que le dejamos una nota de agradecimiento por la hospitalidad y la correspondiente invitación en caso de que decidan ir al sur pa tomarnos unas "chelas" y fumarnos unos "guaracos".

En el terminal vi los titulares de los diarios y leí las críticas al concierto. Había de todo; aquellos que hacían énfasis en lo ocurrido en la galería, otros que arrojaban flores a la calidad sonora que no se ha gastado durante los años, y unos más técnicos que solo resaltaban las fallas en cuanto a la batería de Cameron en Grievance, y desacordes de McCready en dos o tres canciones, y que la voz de Vedder se cansa más rápido en la actualidad.
Yo asistí, y créanme que nunca le pedí a la banda que tocaran a la perfección, si hay algo que admiro de las bandas grunge es la autenticidad en escena. Son tipos como cualquiera que suben al escenario dicen públicamente lo que piensan, convertido en melodías que terminan inconscientemente identificándose con uno. Y más aún mantienen la humildad que todo artista debe tener. Ellos como músicos, hacen música y uno como público los respeta por eso. Además Pearl Jam no va a hacerles conciertos a extraños, o expertos de la música... sino a los amigos, y yo me considero uno de ellos.
Sacamos pasajes a las cinco y algo, llegaríamos a eso de las once, once y media de la noche a Concepción, y nos encontramos en el terminal con Juan Pablo, Felipe, y el pancho, no alcanzaron pasajes para el mismo bus. Pero se irían a eso de las seis de la tarde. El loli se fue en la mañana.
Mi primo estaba nervioso, veía la patada de Beatriz a la vuelta de la esquina; y mi prima ya se había resignado a la reprobación del ramo. Yo estaba relajado, debía presentar la crónica para radio el viernes, y ya tenía claro cual iba a ser mi tema.

Con cada hora que pasaba en el bus, me integraba nuevamente a la realidad. Parecía como si todo lo vivido en menos de 24 horas era un sueño, que en cualquier momento despertaría en la biblioteca de mi universidad, con mi cabeza apoyada sobre un libro que debo leer para el día siguiente. Tenía miedo de olvidar algo, sabía que una vez que llegara a mi casa lo primero que debía hacer era escribir lo que viví y sentí.
Ya en la octava región nos separamos, mi primo y yo, de Mariana, es la única de los tres que no vive en San Pedro de la Paz. Luego fui yo el que me separé debía bajarme antes. La travesía había terminado. Aún me dolía el cuerpo, era buena señal... eso demostraba que no era un sueño, y que sobreviví a la batalla.
Me preguntaba cual concierto fue mejor. Si lo analizo objetiva y técnicamente, el segundo fue el mejor, no cabe duda. Muchos que fueron a ambos dicen lo mismo, que fue un poco más rockero, que tuvo más duración, etc. si lo analizo de manera subjetiva, no me importa realmente cual fue el mejor, lo único que espero es que todos hayan terminado igual de satisfechos al final... como yo.

Sin duda la música a estado presente en mi vida desde que mi madre me inspirara el gusto a ésta, al poner Bohemian Rapsody de Queen, cuando estaba en la cuna, en vez de Mazapán, y estoy seguro que lo vivido el 22 de noviembre de 2004 marcará un antes y un después en mi vida. Al final de todo no me considero un simple mortal, soy sólo alguien que contó lo que vivió y sintió entre 25 mil personas.