lunes, abril 30, 2007

26 c

Tengo cuadernos llenos de escritos suicidas... mi madre a la que muchos disgustos le he dado, dice que está mal eso de ver lo negativo del mundo una y otra vez... dice que hay tantas cosas buenas que te han pasado en la vida que no debería arrepentirme al escribirlo...
"lo intentaré " le respondo como es la rutina... pero es simplemente para que no siga gastando neuronas al tratar de mostrarme lo divino de estar vivo...
aún si realmente quiero intentarlo...



ventiseis c



No hay mucho que decir acerca del título. Es el número en la puerta que todos los días era golpeada por alguien que preguntaba "¿está el Jorge?"... eran los mejores años de mi vida... de hecho no había pizca del antisocial que es mi persona hoy en día... (Escribo tranquilo porque sé que este es un blog solitario)... tenía apenas un par de días de haber nacido y esa casa me acogió sin discriminaciones.

Me han contado que siempre fui despierto... que miraba todo lo que ocurría a mi alrededor... que me sentaba en la mesa con los grandes... que tenía la estampa de correcto desde muy pequeño... lo que hoy en día se confunde por parte de algunos como "mal genio".


En la 26 c, recibí mis primeros regalos de navidad, más tarde descubrí que el viejo pascuero no era más que un sueño, ya me era extraño que un anciano pudiera meterse por las chimeneas en la noche… lo cual no era un buen ejemplo para los niños de mi edad… ni siquiera hoy en día.

Aún así mis padres se esforzaban por hacerme creer que existía. Jugaba con juguetes que se le gastaban las pilas en cinco minutos... pasaba lo siguiente, a principios de diciembre, junto a mi hermano mayor buscábamos por toda la casa "la bolsa" que mis padres creían estaba segura bajo su cama… o en la parte de atrás de la despensa. Una vez que la encontrábamos, un par de horas de diversión con los juguetes para luego cerrar los papeles de regalo tal cual venían.


En la 26 c aprendí a ser valiente, cuando con un par de amigos mirábamos al interior de la guarida de algún monstruo en el entretecho, debajo de la cama o en otro rincón de la casa, o cuando por esas cosas de la vida quedaba algo en la canaleta del techo del segundo piso, era yo quien subía a buscar los tesoros que muchos creían olvidados.
Más de una vez nos metíamos en problemas al romper algún vidrio. Pero la 26 c siempre terminó siendo el asilo en la huída.


En la 26 c sentí por primera vez el dolor. Caí mil veces por las escaleras y sólo unas pocas no lloré. Me sentí traicionado por mis amigos del alma, quienes en gran parte por una envidia infantil, optaron por el rechazo simplemente por ser un poco más feliz.

En la 26 c se quedaron mil lágrimas escondidas entre sus paredes. Al descubrir en el suelo de mi habitación a mi hermano, sangre y un cuchillo en sus manos; Al perder a mi mejor amigo, bicho se llamaba el leal felino, envenenado al jugar ser un tigre.

Al sentir que estoy sólo ante el mundo y querer vivir atrapado en ese hoyo; Al pelear y perder como un pequeño hombre y volver a levantarme a devolver el golpe; O al oír a mi madre sollozar en la cocina por la gran carga que trae consigo ser el pilar del hogar… más aún si se tiene un hijo rebelde como lo era el (en ese entonces) “estúpido de mi hermano”.

De que tanto se quejaba el muy cara dura… era él a quien nunca le faltó algo, yo en cambio viendo como al jodido le daban las mejores cosas… además de mis viejos rompiéndose la espalda por ser buenos padres… opté por conformarme con lo poco o prácticamente con nada.

La 26 c en los trece o catorce años que fue mi casa… se convirtió de una morada de alegres juegos infantiles, al antro de mi hermano… yo oficialmente ya no tenía amigos… es más encontré en otras cosas algo más estimulante que el vil olvido… la música; la pintura; la literatura; y el dibujo fueron algunos de mis salvadores… aunque aún hoy en día no sea el mejor en ninguna de estas materias.

Día tras día era testigo de cómo el protagonismo de mi hermano crecía en todo momento… mientras que yo me transformaba en una simple sombra sin norte… creo haberlo apreciado, como buen hermano menor… envidiado, por todo lo que ha hecho sacándomelo en cara… odiado, por haber convertido en un infierno la vida de mis padres…

Pero aún la historia no me ha preparado lo peor… creo que estoy haciendo un gran esfuerzo al escribir como por mantenerme al margen de todo lo que aconteció en mi casa, por ser el menor, me he convertido en la esponja de cuanta porquería ocurriera tras esas cuatro paredes.

Puesto que la 26 c pertenecía al recinto de Papeles Bio-Bio actual Norske Skog, se tomó la resolución de reducir su personal. Entre los nombres se encontraba Roberto Antonio Reyes Retamal, mi padre.

En el día 5081 de mi estadía en esa casa tuvimos que largarnos como quien después de trabajar para un familiar este niega todo parentesco para hacer valer lo que en un sistema capitalista impera… el nivel de producción por sobre todo.

El cuento es que ahí también quedó la 26 c ajena a nuestro sufrimiento. La misma casa que me vio dar mis primeros pasos y donde fueron celebrados los mejores cumpleaños que un niño puede pedir.

Sus colores me parecen ahora opacos, hostiles, ya sin ganas de abrazarme como una segunda madre, como un hogar, recuerdo la imagen del viejo pascuero y no dejo de pensar que mi papel en esta parte de la historia no es más que la de un invasor… no fue el mejor de los divorcios… guardo la esperanza de que entre sus paredes queden cada uno de los secretos que le conté, sólo hace falta que incluso ella me apuñale por la espalda.

Juré que ese episodio de mi aún joven existencia, no revelaría en grandes cantidades… no se trata de algo traumático. Todos guardan una casa en sus vidas… o al menos una… pero que ocurre cuando las perspectivas cambian del hogar a la invasión a la propiedad privada.

No importa si mi madre dice que esa casa nunca le gustó… porque simplemente no era de ella… era un préstamo, un crédito bancario… otro yogurt con fecha de vencimiento. Yogurt porque resulta maravillosa fuente de vida sana, de escenario a lo que uno proyecta como familia y como ser humano. Pero llega un punto en que todo ya no sirve… que ya no tiene el mismo gusto de antes.

Eso nunca me importó a mí… era muy pequeño como para comprender que sólo vivía en una pompa de jabón. No me importaba por cuanto tiempo iba a durar la magia simplemente disfrutaba de ella.

Resulta más fácil creer que todo estará bien y no ser tan crítico con uno mismo ni con lo que vivió. Mi hermano no pudo evitar con su postura desfiante, lo que ocurría a su alrededor despertó… el tipo cambió… o mejor dicho maduró…. Se dejó de todas esas idioteces de niño mimado o rebelde sin causa, para enfrentar como miembro de lo que somos, tener que empezar de cero.


Por supuesto que esto afectó mis estudios… pero no se trata de cuanto me afecte a mí sino de cómo es posible lograr reconocerse parte de una familia

viernes, abril 27, 2007

ni los primeros ni los últimos

Cuantas veces golpeaste mi rostro... pero pude resistir
no serán los primeros ni últimos que limpien sus mierdas en mí

que no ves que mi carne
se pudre frente a ti
y a los lobos arrojándose
sobre mí

Cuantas veces tendré que caer casi sin poder levantarme
para que idiotas como ustedes quieran sólo humillarme

que no ves que mi carne
se pudre frente a ti
y a los lobos arrojándose
sobre mí

Es otra noche que podrán mirar
mi figura sosteniéndose de pie
aferrado a lo que condena tu ley...
pero que importa si me ayuda a olvidar

Cuantas veces golpearon mi rostro... pero pude resistir
no serán los primeros ni últimos que limpien sus culpas en mí

Es otra noche que podrán mirar
mi figura sosteniéndose de pie
aferrado a lo que condena tu ley...
pero que importa si me ayuda a olvidar

lunes, abril 09, 2007

A SUELDO



"Esto es como ponerse el parche antes de la herida. Para evitar futuros plagios... registro este escrito con la unica intención de dar cuenta de mi absoluta autoría, en él y en otras adaptaciones... eso".


Me aferré a la desesperanza para retratrar mi historia. Es cuestión de negocios, entiendan que yo vivo de esto, y que cuando elegí este camino renuncié a una vida como la tuya.
no digan que no poseo sentimientos o que soy una máquina de matar. Esto de ser asesino a sueldo es un verdadero arte... y ¿qué es el arte sin sentir? me volvería un simple peon de ajedrez que tiran al frente a sacrificarse por un rey omnipotente.

Todo empezó la tarde de viernes santo. mi informante consiguió un trabajo y me citó en la catedral. Siempre elige lugares sacros para sentirse seguro, después de todo soy un asesino... no lo olviden.
Cada vez que me encuentro con él, éste lleva un abrigo negro, aún si el calor es insoportable. Me mira un segundo a los ojos y bruscamente desvía la mirada. Pobre diablo, sólo vive con miedo, si me pide que lo mate no dudaría en terminar con su patético sufrimiento.
Ahora estoy a su lado. El eco es insoportable a medida crecen los rezos y cánticos. Nunca fui muy devoto de estas cosas, es más, las veo más como una carga que un compromiso. Él traga en seco un par de veces para luego sacar su mano temblando con un sobre café del interior de su abrigo.
La rutina es la misma: limpia la garganta; tartamudea un poco; mira fijamente cualquier cosa menos mis ojos; y pregunta algo para comenzar una conversación. Después de todo, ya me ha visto desde unos cuantos años.

"¿Tienes familia?... yo tengo dos hijos...". No hay tiempo para escuchar estupideces. Me levanto, le extiendo mi mano para que se despida con los mismos nervios de costumbre. Frente a sus narices está las manos que han acabado con una ya olvidada lista de trabajos... siempre cumplen, nunca temen. Esas son mis manos y estoy orgulloso de ellas. Estoy por sobre la situación, y el estúpido este no encuentra mejor pregunta que hacer que si tengo familia... ja.
Claro que tengo familia, no nací de un hoyo en el suelo, era lo típico... una madre; un padre; un hermano mayor; un perro... ¿o era un gato?... o un ¿perro-gato?... quién sabe fue hace mucho tiempo... y yo, la oveja negra. Eso ya es parte de mi pasado. No me gusta hablar de eso... y menos con un simple informante.

Llega a su casa. deja el sobre sobre la mesa de centro de la sala de estar, tiene un mal presentimietno de todo esto... va a la cocina se prepara un trago de licor. Vuelve al living y ahi está el sobre café que no deja de mirar al asesino.
Finalmente lo abre. Un gesto de asombro y deja caer los papeles sobre la mesa sólo una fotografía queda entre sus dedos... aún no reacciona después de una hora... sólo mira la imagen como hipnotizado por ésta... "es mi hermano" dice... ¡¿en que mierda se habrá involucrado este imbécil?!

Visto de negro. Gafas oscuras. Ni un gesto en mi rostro que delate lo que está pasando por mi "por-primera-vez" confundida cabeza... "matar a mi hermano" una y otra vez... hasta que la realidad se desvanece paso a paso hacia el departamento de éste.
Sumo el hecho de que el eco de mis pisadas en cada escalón del edificio, son pequeños golpes a mis entrañas... y a mi conciencia que parecía perdida quien sabe desde cuando. aún así no pienso soltar el arma en mi bolsillo... será sólo cuestión de segundos... "es sólo otro trabajo". Maldita frase, si tan sólo ahogara el poco de cordura que me queda, no tendría problemas para dar el siguiente paso... un momento... es aquí.

Toca el timbre.
Sale su hermano.
Lo reconoce y le sonríe.
Lo abraza.
El asesino no reacciona pero termina devolviendo el gesto de afecto a su víctima.
La puerta se cierra y todo el rencor parece haber quedado afuera.

Pasé todo el día sin hablar... mis palabras se quedaron en la entrada. Me siento en un sillón, mientras que mi hermano se sienta en el sofá grande. Ninguno de los dos sabía como comezar la conversación. Mi hermano sonríe con agrado por mi visita... si tan sólo supiera... “no lo voy a hacer… no me miren así, siempre hay una primera vez para arrepentirse”. Tomé de mi trago No hay música, de hecho todo es silencio desde que entre... como si la muerte fuera paracaidista.

"Me alegra que hayas venido... me siento más tranquilo al saber que mi hermano será el tipo que me mate"...
Un momento… ¿qué dijo?. Se escucha la voz de su hermano que dice “dije que me alegro que seas tú él que me va a matar”. Tomé aún más licor.
"Qué… no te hagas el won, si sé que viniste aquí a matarme… ¿Quién crees que te contrató?... fui yo po… ya, y hagámosla cortita porque en cualquier momento llegan estos tipos". se puso de pie y se tiró en el suelo boca abajo...
Luego dirige sus palabras nuevamente a mí con un "¿Aquí estará bien?". no lo soporté más me puse de pie y caminé hacia la entrada. "¡A donde vas!" el tono de voz de mi hermano había cambiado. Me detuve, para pensar una vez más en tomar el arma y acabar con todo, sin embargo no reaccioné.
"Cumple con tu trabajo no seai’ maricón. ¿Queri’ más plata? ahí tení más" arrojó su billetera a mis pies... incluso un par de anillos de oro. "¡¿Cómo te hago entender? que si no lo haces tú, otra
bala lo hará!

Por fin salió el habla de mi boca... No voy a matarte. Iba a hacerlo pero no vale la pena… tú ya estás muerto. Además el único maricón aquí eres tu por querer que meta mis manos en tu mierda. Adios...y salí del departamento.
Bajé las escaleras... parecían infinitas... parecían obra de cuanta divina mierda me compromete a ser profesional... de que sin importar sea mi hermano o mi propia madre, tengo que enpuñar el arma de una buena vez y vaciar el cargador en el medio de sus ojos.
Sí, eso es lo que debo hacer de una vez por todas...dejarme de estas pendejadas sentimentales... ya no soy el peón de ajedrez de unos años atrás... soy el capone... el cabrón... soy un artista y nadie puede negarlo.
Retrataré mi magnánima creación con la muerte de mi hermano, la cual será reflejada en mil tabloides. Mi genio será indiscutido, además ese imbécil quiere morir... y mi trabajo es matar... no hay nada que dudar... ahora quiero que des media vuelta y que implantes un poco de plomo en la sién de tu hermano.
Así fue como en menos de cinco minutos ya estaba una vez más en el departamento de mi hermano que ya no estaba en la sala de estar por cierto, sólo un abandonado vaso de licor añejo y un poco de hielo que enmarcaban el silencio del ambiente... no lo encontraba en ningún lado. Como sombra vagué por cada rincón del departamento... sólo faltaba un cuarto por revisar... está con llave, pero bastó una patada para entrar.
La macabra escena paralizó por completo al asesino. Frente a él estaba su hermano mayor colgado, asfixiado, muerto... ni una gota de sangre fue derramada... ni un sólo sonido de trueno salió del arma que el hermanito aferraba como la única salida y el punto final de cada uno de sus trabajos. El trabajo ya estaba hecho.
Días más tarde en mi hogar, leí en algún jodido diario... de la "tragedia en semana santa". El cuerpo de un reconocido personaje, vinculado al tráfico de estupefacientes, fue hayado muerto en su departamento. La autopsia arrojó como data de muerte la noche de sábado santo. Era mi hermano... mi hermano mayor.
Suena el teléfono, su informante ha conseguido otro trabajo.