jueves, septiembre 28, 2006

Capítulo II: SEIS PARTES...


Juro que no fue mi intención hacerlo... espero que "él de arriba" comprenda mejor que los tontos que me juzgarán. No niego los deseos que tenía de dispararle en medio de los ojos... tantos años de maltratos convierten a una simple mujer en un arma asesina.
Fue por sobrevivir... era necesario para seguir adelante. Ahora sólo debo limpiar está maldita desgracia... la señora Smith seguro escuchó los disparos. Con uno bastaba, pero las cosas se salieron de control y el resto del cargador ahora está en su pecho y frente. No era mi intención... eso me pasa por involucrarme siempre con los malos, Joe... ¿cuándo aprenderé? Ahora he manchado mis manos con tu sangre bastarda.

Sólo silencio, no es bueno... la señora Smith ya debe haber llamado a la policía. Les tomará un par de horas llegar... es la ventaja de vivir en los suburbios, aún así debo actuar rápido si quiero huir antes de la medianoche.

-Mi intención era tomar mis cosas y marcharme... no era cocinar- dijo mientras cargaba un cuchillo en sus manos -... una vez leí que la mejor manera de desaparecer un cuerpo es cortándolo en seis partes... ¿o lo vi en una película? Que importa, terminemos el trabajo... maldita sea, ahora sueno como tú. Finges no estar riéndote, eh Joe?... te burlas de mi incluso muerto, desgraciado... veamos que tan feliz eres sin tus piernas y brazos.


21:35... ¿Está todo en orden? La mancha de sangre fue imposible borrarla de la alfombra, tendré que llevarla conmigo también... mi vestido negro, una peluca del mismo color, gafas oscuras y el dinero de tu negocio... debo parecer normal alguna vez.... por esta ocasión pintaré mis labios. Tengo la esperanza de que la nicotina calme mis nervios.

Debería estar feliz, tengo que celebrar que ya no te veré más Joe. Qué... ¿no respondes? Disparé en tu frente y en el pecho... es imposible que estés mudo bastardo... ¿o te sientes intimidado en el claustro de ese bolso?... ja ja ja ¿Quién ríe ahora, Joe?... ¡Responde!


20 minutos para las diez... sale una figura sin expresión en su rostro de la habitación B-20. Carga un bolso en su mano derecha y una alfombra en su mano izquierda. Ninguna puerta se abre en el piso, es sólo ella y el eco de sus propios pasos por todo el pasillo. Se detiene en el depósito de basura y lanzando la alfombra con desprecio continua su camino sin mirar nunca atrás. Sube al ascensor.

Una vez en el auto de Joe, no se detuvo hasta estar a las afueras de la ciudad... sigue fumando, sigue cumpliendo las normas del tránsito. No permite que la culpa la evada de la realidad y una vez alejada de toda señal citadina, escucha la sirena de alguna patrulla acercándose a alguna escena del crimen.

Apaga el cigarro. Miró al asiento del copiloto, el bolso estaba ahí. Todos tienen un poco de conciencia en su cabeza y eso le empezó a molestar. Lo cambió al portamaletas y continuó su camino. Eran las diez y 40 minutos.


Debo deshacerme de todo esto... no creo que pueda conducir mucho tiempo... la señora Smith ya debe haber indicado la matrícula del auto y todo lo que pasó. Maldita bruja, nunca saludó y es la primera en dar una puñalada en la espalda.


Este parece ser el mejor lugar... dejaré las llaves en el auto y tomaré un trago, no sin antes saborear la nicotina una vez más… tranquila, es sólo el segundo viernes del mes. Espero no esté al salir.
Que sitio más asqueroso. Me sentaré frente al barman, parece ser el lugar mas limpio en el local. ¿Que le pasa a este tipo que no deja de mirarme?... "Oye tú, en vez de mirarme como un tonto podrías darme un trago..." reaccionó como un retardado... ni siquiera respondió.

La nueva religión


Yo era un tipo de lo más normal… al menos eso pensaba cada mañana cuando me despertaba con los gallos. Estudiaba en un colegio católico por lo que no concebía a alguien mas sabio que Dios en este mundo y universo… o así era, hasta que llegó eso de las nuevas tecnologías.
Mis profesores cambiaron su forma de hablar, incluso algunos compañeros los que no se despertaban con los gallos sino con las alarmas de sus celulares, comenzaron a referirse a todo lo que hablaban con frases como "lo vi en Internet"… navegar, mandar correos, o incluso bajar, tomaron otra significancia una aún más globalizada… yo seguía jugando a lo de siempre en los recreos. Pero la competitividad en el acceso a nuevas fuentes de información crecía día a día.
Hasta que pregunté… ¿qué es eso de la "Entrenerds"?... los tipos callaron, me miraron como si fuera un bicho raro y se rieron en mi cara. "Ja, ja, ja, como es posible Reyes que no sepas lo que es la Internet… la Internet es Dios".
Todo dio vueltas, era confuso, como podía Dios estar tan presente entre nosotros y yo no lo sabía… fui corriendo a la sala de computación. Ahí ya estaban todos en plena oración. El sacerdote Google impartía su sabiduría a todos los fieles en búsqueda de la verdad universal.
Había un puesto desocupado. Escribí ¿quién soy?... Dios me respondió "desde ahora en adelante serás Usuario 03"… mi vida dio un giro de 720º, todo era diferente… todo era mejor.
Y como dice en el evangelio de San Messenger: "Bienaventurados aquellos que están conectados, porque de ellos es el reino de la web. Bienaventurados aquellos que mandan zumbidos y caritas felices porque su sed de sedentarismo será saciada".

Hoy en día Dios está en todas partes… en nuestras mentes y corazones. En los trabajos realizados con "cortar y pegar". En las cientos de cadenas que invaden mi mail. En cada sociedad del monito verde sin ojos, ni rostro, ni pelo… ni sexo y que manda zumbidos por doquier.
Amigo, si te sientes confundido no te preocupes, la solución está cerca. Y si no la encuentras, ella te encontrará a ti, porque te reconoce y no hace diferencias… porque aún siendo judio o neo nazi; palestino o israelí; del colo la cato o la u; o incluso fenómeno de circo, si tus tobillos tienen la marca de las cadenas o si tu vestimenta se caracteriza por las plumas y las pieles de animales y sin importar el color de nuestros rostros, nuestro idioma, o el pensamiento que proclamemos... aún si un aneurisma cagó tu movilidad y no seas más que un nabo.... y si eres mimo; puedes tener acceso a esta nueva comunidad.
Ven hermano, únete a nuestra cruzada sdentarista o perece en la extinción de la ignorancia. Te esperamos de lunes a domingo, las 24 horas al día, hasta que se caiga el sistema.
Amén.

lunes, septiembre 18, 2006

CUANDO EL SILENCIO SE TRANSFORMA EN EL MEJOR DE LOS DIÁLOGOS.


Fue un sábado 16 del mes de septiembre del año dos mil seis.
Me enteré de la noticia… de la mala noticia y partí. No lo puedo explicar bien, pero sentía la necesidad de estar ahí y mostrar mi apoyo. ¿Será parte de mi naturaleza? Después de todo no soy tan inhumano como creía.
Pasaban por mi cabeza, todas las palabras, que consideraba, las más adecuadas por decir… pautaba una y otra vez las muestras de afecto, pero bastó un par de segundos para darme cuenta de lo pendejo que sigo siendo en cuanto a temas de muerte y a sus repercusiones como ser humano.

Ya estaba ahí, sentado en la última fila. Pero confieso que desde el momento de dar el primer paso en el interior del templo, me sentía fuera de lugar, ese me era un papel de costumbre… espero conocer a este tipo lo suficiente como para saber que decir, aunque quienes estaban a mi alrededor resultaban ser sólo rostros nuevos. Quizás no debí haber ido… lo poco comunicativo que soy me jugaba otra mala pasada… seguía repasando que decir una y otra vez.
Al fin pude acercarme, le extendí la mano, él me recibió con un abrazo. Creo que de mi garganta salió el tímido murmullo que decía algo así como “tranquilo señor”… y nada mas… ¡NADA MÁS! Estuve pensando como intentar demostrar cuanto me afectan esas cosas… y sólo dije “tranquilo señor”… me sentí como un estúpido… creo que si soy inhumano.
“Gracias por venir”… me dijo con los ojos tristes. Si lo conocieran, realmente se impactarían de verlo así…o al menos si lo conocieran lo suficiente como yo. Bastó para darme cuenta que mi presencia no era del todo inoportuna.
Aun así me sentía sólo, pero nada sacaba buscando compañía en esos momentos, cuando somos intentos de comprensión al dolor de un todo. No importan las individualidades. Avancé atrás en las sombras… lo común para mí… decidí acompañarlo hasta el final…tenía que encontrar una forma de entregar mi afecto. ¿Seré inhumano o simplemente un cobarde ante el mal uso de las palabras?
¿Pero que estoy hablando? Si lo importante en este momento no se relaciona a mí… sino a él y su familia.

Das un paso al frente. Encuentras en tu bolsillo el papel con la letra de un hombre gastado por el llanto... aún así reconoces cada parrafo como parte de tu mente. Hermano, subes a decir unas palabras… se percibe que lo has meditado toda la noche, quieres parecer imperturbable y fiel a tu trabajo como escritor… pero el jugar a tener nervios de acero es delicado… más en esta situación… no importa si un padre lee una o mil veces el epitafio de la tumba de su hijo… no puede ser llamado padre hasta el momento de llorarle como uno.
No finjas tu fuerza con terquedad, libera tu infante alma… que el afecto no se convierta en hostilidad. Puedes llorar. Ten la seguridad que él te lo permite desde donde te observa. No intentes simular el dolor… llega hasta donde te lo has propuesto aun si las lágrimas, más destructoras que las balas, no te dejan avanzar.

Si tan sólo una de estas frases hubiera dicho… en vez de ocultarme tras la pendeja actitud de callar y ser normalizado por lo que todos esperan se haga… por la maldita pauta… me sentiría más tranquilo… más humano. No podemos retroceder… sólo queda aceptar.
Nuevamente me acercó y sólo pronuncio una palabra… con la misma voz de antes… FORTALEZA. Espero que mi silencio se convierta en el mejor de los diálogos… en una ofrenda de respeto a tu dolor.
Comprendo que soy humano.
El resto es retirarme. Ya no se hablará del asunto.
A mi buen amigo Víctor B. A.