miércoles, noviembre 18, 2009

Capítulo 1

La fama de explorador me precede, sin embargo al no ser un trabajo como cualquier otro, con horarios establecidos tengo que arreglármelas con la inestabilidad económica. Mi riqueza se construye a partir de la experiencia, no para nada se vive cinco décadas, carga que llevo marcada en mi rostro y en la sabiduría de mis palabras. Pero de todas las historias ninguna goza de tanta significancia como la siguiente.


Bar de puerto, antro alérgico a la luz del sol y de un insoportable olor a humedad y bestias marinas. Punto de inicio a una aventura más para mi bitácora pero que aún no daba sus primeros pasos, por la ausencia de mi acompañante.
Luego de un par de tragos, un muchacho inquieto se detiene en el umbral de la puerta. Nadie nota su presencia sólo hasta mencionar mi nombre a todo pulmón, llamado al que respondo alzando mi brazo. Después de las formalidades, el chico comienza un discurso acelerado que poco entiendo.


-Te contraté para tres destinos, que me mantendrán ocupado por el resto de mi vida. Cosas que siempre quise realizar pero que sólo hoy puedo dedicarme por completo a ellas. No se preocupe por el dinero, puesto que ahorré lo suficiente para todo el viaje, pero me falta un guía y ahí entra a jugar su papel…-
-Espera un momento, vas muy rápido- interrumpí -Nombra las tareas para organizar de mejor forma el viaje- algo me atraía del chico, su vitalidad me recuerdan en parte al yo de hace treinta años; fuerte, rápido y por sobre todo vivo.
-Disculpe. Todo de nuevo. Una de ellas es buscar mi gran amor. Nos conocimos siendo niños, pero con el pasar de los años nos fuimos distanciando por nuestras profesiones en parte y hoy sé donde empezar a buscarla. Otra es alcanzar la cima del mundo, siempre quise probar suerte desde que leí la historia de Edmund Hillary… ¡ah! y la primera de todas, y he ahí porque lo cité en este puerto; viajaremos al archipiélago Juan Fernández- una pequeña pausa e inclinándose hacia delante susurró que posee un mapa original que indica la ubicación exacta de un tesoro en las profundidades.


Llamó mi atención el que se sintiera seguro de la veracidad de la cartografía, puesto que muchos mapas falsos se reparten de mano en mano y a todos los precios. El tipo no parecía un iluso al comentarlo y mientras no estuviese dinero mío comprometido tampoco debería preocuparme, además, los años me enseñaron a nunca desperdiciar la oportunidad de seguir maravillándome con el mundo, sin importar si todos nuestros planes no resultan como esperamos.

Un último sorbo y partimos.