viernes, septiembre 28, 2007

LADRILLO 1


Mi postulado es tan pobre como tonto fundamentándose exclusivamente en nada nunca fui un buen lector de libros nombran un autor y puedo reconocer con suerte una de sus obras pero que con certeza no he leído menos un cinéfilo empedernido si bien nací en el tiempo en que las películas son las dueñas incluso de la enseñanza gracias a cada adaptación de libros que resultan obligatorios para cada estudiante ya hace años que no he pisado una sala de cine ni retengo los nombres de directores actores o de las mismas películas y que decir de músico prodigio cuando con suerte puedo tocar guitarras que no me pertenecen reconozco la teoría pero la práctica no es muy amiga mía aun no tengo motricidad en las manos ni creatividad en la composición estas no son más que imágenes utópicas de cuanto quisiera ser pero que se ve mejor en manos ajenas lo único que es esencialmente mío es cada cagada matutina aún cuando lo crean desagradable será lo único que obtendrán ciento por ciento de mi interior de mis entrañas mientras que todo lo que escriba o cante no resulta para nada cercano a lo que se me cruza en mi cabeza que más que “mi cabeza” resulta ser tierra de nadie… No crean ni una sola palabra de lo que digo ni repitan algo de lo que escribo no busquen fatigados libros que me contengan para obligar a su estúpida manía de querer demostrar cuanto saben un poco mas de sentido no intenten poner mi nombre dentro de algún círculo de escritores destacados porque estoy muy lejos de ser parte de algo más grande que la cantidad de fecas que sostengo en mis manos no constituyan religiones e ideologías en base a lo que pienso de la sociedad cuando lo único que me preocupa es pensar que hablo por hablar y que vomito mil veces los mismos discursos sin otro fin que ya no tenerlos mas en la cabeza castigándome algunos vienen con sonidos otros con cubierta empastada en cuero rojo y seudónimos de los mas extraños me llamaba Pinkpocket hace un tiempo gritaba incoherencias y los mil deseos por apretar gatillos sin pensar en quien recibiría cada balazo entonces Jack Hush vino para decir profecías de un futuro cada vez menos lejano y mas aferrado al llanto al arte y a la aceptación de miles de demonios que recorren cada noche mis venas junto a él J. J. Rodríguez respiraba calmado como representación clara de un tributo al viejo loco del puerto pero que en además de su locura es posible encontrar una fuente inagotable de conocimientos aún así sin importar como sea nombrado al hombre ninguno es en esencia Yo y a la vez lo son no llevan nombres sus pecados puesto que en mis espaldas descansa a quien levantar los golpes y pedir cuentas antes de patear cada diente de mi desgraciada boca.

miércoles, septiembre 19, 2007

EL NIÑO-VIEJO


Dicen que las grandes historias siempre han de tener un final feliz, donde la experiencia de los años marcan con satisfacción todo cuanto se ha conseguido en la vida. La familia, entre ellos los hijos e incluso los nietos presentes, no desestiman que después de muchas caídas siempre es bueno sentarse en un rincón tranquilo y decir la mítica frase nerudiana, “confieso que he vivido”.



Las copas de tintos brebajes y el asado de rumiante animal, yacían en la memoria de la reciente tertulia que acontecía como es de costumbre, para vernos una que tantas veces… algunos más, otros menos. Las guitarras de los más jóvenes se silenciaron expectativos de cada movimiento de las ya arrugadas manos de la dama en el piano, y en como éstas comenzaron a crear una tonada que para sorpresa de casi todos los presentes, se hizo irreconocible, en parte por el distanciamiento del recorrido en sus distintas vidas y ramificaciones que un árbol genealógico como éste, muestra en su magnánimo resplandor.


Digo casi todos, porque ahí estaba un viejo, sentado en uno de los rincones del pequeño hogar, ya cansado… pero mirando maravillado el sonido de los recuerdos tras una sabia melodía de un siglo y aún algo más… un destello despertó en su rostro, más bien en sus ojos que tras unas cuantas lágrimas secas el viejo ya no fue más viejo, era el mismo niño que escuchó a su madre cantar mil veces dicha tonada. Murmuraba para sus adentros “Al venir por un atajo… encontré al peón cartero… y creí que me traía… la ansiada carta que tanto espero…”, esperanzado de que la memoria no lo traicionara ahora más que nunca.



Olvidados quedaban los problemas y los mil errores cometidos, después de todo nunca nadie trastabilla en vano. La nostalgia inundaba el canto sigiloso del niño-viejo y créanme que si lo conocieran lo suficiente como quien os cuenta esta historia, pocas veces tendrían la oportunidad de ver el gesto de dicho personaje, al concentrarse en algo que no necesariamente hablaba de si mismo… como mucho de lo que siempre sale de su boca con pomposa retrospectiva.

Se trataba del mismo niño-viejo que rescató como último suspiro de su ya gastada madre cada estribillo, cómplice ahora de su actitud pensativa y calmada… pero siempre conciente de que aún cantándola mil veces, al callar el último arpegio, no volverá a escuchar a su madre soplándole al oído el verso que sigue.



Fue algo supremo. En sus alrededor de cinco minutos de duración y por muy insignificante que resulte para la mayoría, puesto que la atención se concentraba en cada una de las morisquetas del menor y único hijo varón del viejo y la dama, se estaba frente a palabras que desarmarían al mas fuerte y emocionarían al más perro.


-Bueno- El sonido se apagó, todos despertaron del sueño que la dama en el piano nos regaló y con su actitud tímida y risueña como de costumbre, preguntó…
-¿Qué toco ahora?-
El niño tragó un poco de saliva, la suficiente para desatar el nudo en su garganta y volvió a hablar como quien pone en su espalda el peso de los años.
-Quisiera escuchar “el cartero”-
Oímos todos, pero nadie se atrevió a objetar. Fue cuando los presentes notamos como esa pieza musical dotada de gran simpleza tenía a su vez un gran valor, al mismo tiempo que para sus adentros el viejo, que volvía a convertirse en niño, murmuraba “acompáñame una vez más, Madre”.

viernes, septiembre 14, 2007

EN LA CABEZA DE...


-Dejé de escribir esa novela de ciencia ficción hace un par de años- Nadie en la sala hizo un gesto de asombro, no era nuevo lo que escuchaban de Raúl, además no estaban entusiasmados de saber lo que seguía.

-Trataba de un héroe como de esos westerns setenteros… pero en una época en la que el planeta Aztandork 79 no era más que un desierto…bueno, tenía un par de pueblos para el comercio espacial-
Hacía pausas constantemente… esperaba que alguien en la sala preguntara “¿qué pasó?”, pero nada de eso ocurrió. El aire dentro de la casa era muy tenso como para decir las palabras equívocas.

Finalmente Raúl se levantó y mientras se ponía su abrigo, decía sin mirar a los presentes a la cara -Perdí el interés por esas cosas- se retiró sin decir adiós. Fue a su auto, condujo sin rumbo un par de horas, pienso que pensaba en como estarían disfrutando de su fiesta de cumpleaños sus amigos… sin pensar en él.



Volvió a su casa, cuando ya todos se habían retirado. Todos excepto Alejandra, quien sonrío al verlo entrar. -Hasta que decidiste volver. Queda un poco de pastel en el refrigerador. No te acuestes tan tarde que no quiero verte amargado mañana en la oficina- y con un beso en la mejilla se despidió.

-Feliz cumpleaños-
Lo dejó solo junto a sus secretos. Porque créanme ni siquiera yo, quien cuenta esta historia, sabe con exactitud lo que ocurre dentro de la cabeza de Raúl.


Ni una palabra salió de su boca mientras veía como su amiga se retiraba de la casa. Era evidente la atracción que sentía Alejandra por él, pero éste siempre se cuestionó si sería un buen amante… al menos desde que lo conozco no le sé de alguna pareja que haya tenido o tiene.

Se quedó de pie, hasta que desapareciera por completo tras el umbral de la puerta. Luego sólo reaccionó en sacar una botella de whisky y sentarse en la mesa de la cocina convenciéndose que era lo único que sabía hacer bien.

martes, septiembre 11, 2007

Creo que estoy perdiendo mi intención de escribir. No sabía que eso podría llegar a pasarle a alguien de mi edad, siempre lo relacioné con aquellos que ya lo han escrito todo... pero poco y nada de verdad tiene eso. Mientras que unos creen desesperados que escriben porque dicen ser artistas, yo lo hago para no ser yo... mi cabeza siempre ha resultado un buen lugar para el autoexilio.

Pero todo cambió. Hace ya un buen tiempo que no hago un cuento que me deje frases para meditar un rato... o una estrofa de canción que refleje en su totalidad mis pensares. Soy sólo una melodía vacía dando vueltas sin rumbo... estoy lleno de páginas en blanco, con temor de anotar lo imborrable... paso hora tras hora frente a frente con la libreta pero nada anoto, nada nace.
Y si bien me estrello de vez en cuando con otros, no encuentro alivio... en los golpes no existen oídos, sólo caos y más confusión... y aún teniendo oídos dispuestos, no sabría por donde comenzar.

...No hay nada más triste que un escritor frustrado, sin palabras que profetizar...

ESCOLARES EN LAS TRINCHERAS


La vida de escolar no es muy distinta a un campo de batalla de la segunda guerra mundial; Que, ¿creen que exagero?...

Por un lado encontramos a los herederos del antisemitismo prusiano, que ven en unos pobres zalameros la causa de toda su desgracia. Calculadores todos ellos, como buenos judíos, quienes en su papel de víctima saben como conseguir siempre lo que quieren, becas o un par de décimas más, pero que al momento de comprometerse con el resto del curso, son un sector que no busca muchos riesgos para su presencia… "asegurados" dirían algunos. Lo reconozco, eso molesta… más aún cuando se saben odiados, pero poco y nada les interesa… creo que después de todo si pueden tener algo de culpa.

Lo cómico es que aún alegando con razones de sobra, los neo nazis chilensis, no son más que una espina en el culo de Hitler. Créanme que si el Führer tuviera la oportunidad de acabar con todo aquel mestizo, que use el nombre de su visión de mundo, arrojaría algún Blitzkrieg sin pensarlo dos veces.


También están aquellos que tras estandartes rojos dicen enfrentarse contra la injusticia de la desigualdad, mezclando sus resentimientos con el implante sectorial de tener que ser homogéneos. Juegan con palomas y laureles pero si acaso llegas a tener un peso más en tus bolsillos, te apuntan con el dedo diciendo cerdo fascista, capitalista, pinochetista. Cuando por naturaleza somos diferentes.

Qué culpa tiene quien busca ser algo más… ¡malditos come-guaguas! Gritaban en su esquina los “poderosos del curso” en parte concientes de las diferencias de cada sueldo de los apoderados… pero que no escatiman intentos por revertir esa situación, ya que es lo único que asegura su estatus e influencia ante todo… el problema es que cada pelmazo a su alrededor les seguían el juego exclusivamente a ellos. Compradores de conciencias, venderían a sus propias madres por un turro de billetes.


Era un colegio estricto pero bastaba con que ocurriera una pelea entre dos sujetos de distintos bandos y una vez frente al director que jugaba a ser justicia divina tras sus hábitos… ¿mencioné que era un colegio católico?... “Guiadme oh Señor en esta difícil decisión”… decía el tipo mientras miraba el techo esperando que alguien le soplara en el oído que las indulgencias nunca pasaron de moda, total su Audi necesitaba gasolina. Finalmente eran castigados según su mensualidad… mientras más alta ésta sea, menos severa la condena.


¿Qué a cual bando pertenecía yo?... veamos, mi apellido no es ni Allessandri o Errázuriz y mi cansado viejo por mas que se rompa la espalda no logrará ganar más que muchos otros… no se trata de dinero, tampoco de tener resentimientos por quien tiene más que yo, bien por ellos. No tengo intenciones en buscar a los culpables, de lo que algunos quieren que piense es una desgracia... y una vez encontrados, discriminarlos. Tampoco soy víctima, ni me gusta jugar a eso. Si he de merecer algún beneficio o maldición no dudaré en recibir apoyo o soportar el golpe.

¿Qué hay de Dios?, bueno… él o eso. Aún si existiera, creo que el callar los problemas con rezos y ceremonias no llevará muy lejos a las personas que dicen representarlo… es claro que ardería en la hoguera o sería apedreado por blasfemar la autoridad religiosa… pero al momento en que el hombre lee libros sagrados ya les agrega su propia imperfección a cuanto interprete, encontrando sólo lo que quiere ver.

Pero resulta igual de estúpido fundamentar la fe en los documentales de Infinito, Discovery o History Chanel, que ponen en tela de juicio todo y a todos, dejándose guiar ya no por un tipo sentado en su silla en el Vaticano, sino por otro tipo sentado en su silla que sólo buscó saber la verdad, y aún si la tuviera ¿sabe realmente qué hacer con ella?


Saco por conclusión, aparte de que fui y sigo siendo un inadaptado… que no somos más que una saqueada y mala interpretación de lo que puede haberles ocurrido a nuestros padres… ¿Qué saben un montón de mocosos lo que les espera después del colegio? Fuimos sólo una manada de simios en formación, algunos gastaron excusas añejas para definir su vida mientras que otros nunca se adaptaron.

Y en lo personal, la teoría de una sala de clases como campo de batalla de la segunda guerra mundial me dejaría en un papel tan vago como el de Suiza. Que diablos… debo encontrar otra forma de representarme en ese contexto. Seguir buscándome.