domingo, octubre 07, 2007

EL PORQUE DE MI NOMBRE

Era enero de 1986, lo recuerdo muy bien, aún no nacía pero no crean que uno es estúpido nadando en el líquido uterino, no señor, uno está en plena conciencia de lo que ocurre tras ese claustro… Pero para corroborar mi versión de los hechos comparé historias con lo que Adriana, mi madre, me contaría años después.

Sentados a la mesa estaban Roberto, mi padre; Juan Pablo, mi hermano y Adriana, mi madre, quienes en una votación democrática estimaron que el mejor de los nombres, una vez enterados de mi sexualidad, sería Jorge… algo así como un tributo en vida a mi abuelo materno, un tipo un tanto engeniecido en su arte de duplicar realidades en papel con sus plumas, en lienzos con sus pinceles y en madera... con sus gubias. Actualmente es reconocido como “el poeta” de una de las comunas aledañas al Gran Concepción, Penco.


No conozco bien el origen de la tradición que acontece ahora, esa respecto a los segundos nombres. No sé si está vinculada a la herencia religiosa o simplemente al desahogo y dicensos que tienen los padres ante las opciones de como llamar al primogénito. Conozco si, que existe una manía en muchos de los segundos nombres, donde surgen aquellos más rebuscados con frases como “su tatara-tatara abuelo tenía uno muy hermoso… Evaristo” y extraños por lo demas, que además de no gozar de un día en el calendario cristiano, son material de excelente calidad para los primeros sobrenombres, o insultos de cualquier tipo, en la etapa escolar. ¿Te avergüenzas de tu nombre? ¿Qué hizo tan indecisos a los padres de quien no sólo posee dos nombres... sino tres o incluso cuatro?


Frente a esta ciencia de raíces alquímicas se encontraban estos tres sujetos debatiendo con que gracia divina sería yo bautizado… que abuso de parte de ellos, nombrar todo lo que se les cruce sin siquiera consultarme ¡Bah, perdón… aún no nacía!... Tarea difícil por cierto, pero encontraron solución en una técnica ancestral que supera aún todo paradigma de la física cuántica:

  • Cada uno de los presentes escribe en un papel su opción de segundo nombre
  • Los papeles son depositados doblados en un frasco de vidrio
  • El personaje más imparcial de los tres revuelve las opciones
  • Finalmente saca el papel con el segundo nombre con el que será nombrado Jorgito.

¡¡Maldición!!, frente a los distintos puntos de vista en la mesa, sólo me queda esperar que la suerte decida por tres que no supieron. ¿Y si la suerte decidió mal?

Las opciones eran por parte de mi padre, Jorge Luis, incluir los nombres de mis dos abuelos en uno… no suena del todo mal, pero no sé que tan inspiradores sea lo que hicieron ambos, por otro lado aún creyendo ser algo engrupido, no me vendría nada de mal llamarme como uno de los grandes de la literatura… que coincidentemente murió el mismo año en que nací, Jorge Luis Borges.

Mi hermano fue más simple, tenía sólo 5 años y luego de buscar y rebuscar entre sus dibujos animados favoritos como Donald, el Coyote, o incluso Tribilín, optó por quedarse con la opción del nombre de su mejor amigo entonces y ahora, Rodrigo Remedi, Loli para los más cercanos. Un buen tipo, como dijo mi primo una vez “un niño atrapado en un cuerpo de gigante”.


Y por último, pero no menos importante, la opción de mi madre, Jorge Ricardo una forma de incluir dos personajes importantes en su vida… nuevamente su padre, pero esta vez a su hermano menor… de las tres opciones esta era lejos la que menos encajaba en fonética, algo no muy frecuente en las decisiones de mi madre, ya lo vemos con el nombre de mi hermano Juan Pablo, que según ella es por el Papa de turno en que mi hermano nació… pero entonces ¿qué realmente la motivó a llamarme así?

La respuesta descansó cerca de cinco a diez años después de haber nacido, hasta que finalmente salió a la luz. Mi madre, que en su tiempo de juventud fuera una melómana empedernida, sentía una gran admiración hacia un grupito inglés de Liverpool, quienes famosos tocando con sus melenas y trajes, causaron gran impacto en la música popular… Los Beatles, señores. Dejando al descubierto su admiración al cuarteto al querer bautizar a sus dos hijos con sus nombres… primero John Lennon y Paul McCartney -Juan Pablo- y luego George Harrison y Richard Starkey, mejor conocido como Ringo Starr –Jorge Ricardo- ¿Coincidencia?... no lo creo.


Tres opciones, tres papeles girando y girando sin parar, mientras que las manos de Adriana jugaban por ver quien sería el afortunado. Todos estaban expectantes, mi padre confiado de que cualquiera de los tres sería el mejor, mi hermano con la impaciencia de su temprana edad, no perdía de vista el movimiento de cada trozo de nombre.

Finalmente las manos se detienen y sacan lo que será mi marca cristiana, con la que seré bautizado, para aparecer por última vez en un tallado en loza con un típico "Aquí yace Jorge..." Mi madre lo lee y antes de decir “Jorge Ricardo” devuelve su mirada de suspenso a los presentes. Roberto sonreía, mi hermano miraba como quien tiene un cartón ganador de lotería.

-Jorge…- fueron las primeras palabras en salir de su boca. Miró a su marido con complicidad y sonriéndole nuevamente a su hijo, arrugó el papel y lo guardó en su bolsillo diciendo -… Rodrigo-

Juan Pablo celebró e inmediatamente salió a contar la noticia a sus amigos de la cuadra… mis padres quedaron solos y sin decir ninguna palabra. Roberto revisó los otros dos papeles, encontró primero un "Jorge Luis" escrito con su letra para luego descubrir con una caligrafía infantil un "Jorge Rodrigo".

Volvió la mirada de sorpresa a su mujer. Adriana estaba pendiente de todo lo que su marido hacía para finalmente responder a una pregunta que nunca se formuló.

-¿Qué quieres que hiciera?-

-Nada… lo correcto, como siempre sé que vas a actuar-


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